En la apasionante historia cultural del siglo XX nadie intentó responder a estas preguntas con tanto empeño como el Living Theatre. Eslabón entre la vanguardia europea, la generación beat, el hippismo y el tercermundismo, el legendario grupo de teatro experimental liderado por Judith Malina y Julian Beck se planteó un ambicioso objetivo: primero quisieron revolucionar la sociedad estadounidense con sus obras, en especial con Paradise Now, y más tarde liberar a los brasileños sometidos por la dictadura militar del general Médici con otra de sus creaciones, El legado de Caín, inspirada en las turbulentas novelas de Sacher-Masoch.

En Brasil estuvo el grupo 13 meses, los dos últimos en la cárcel de Belo Horizonte. La presión internacional, en la que participaron, entre otros muchos, Bob Dylan, Marlon Brando, Jane Fonda, Yoko Ono, Susan Sontag o Marshall McLuhan, logró que los liberasen. De la cárcel los condujeron a un avión que los llevó a Nueva York. La orden de expulsión redactada por el dictador brasileño se justificaba porque «el Living Theatre es una presencia absolutamente perniciosa para los intereses nacionales».

¿Cambiar la realidad?

¿Cuáles fueron los resultados de esas dos batallas al lanzar una revolución cultural en una democracia y en una dictadura? ¿Logró el Living Theatre cambiar la realidad?, se pregunta Granés.

Tanto en su peregrinaje a lo largo y ancho de Estados Unidos llevando el mensaje de Paradise Now, como en su búsqueda de los más pobres entre los pobres en las favelas y barriadas de São Paulo, Río de Janeiro y Ouro Preto, el grupo se reunió y conspiró con las grandes personalidades de la cultura de todo el continente.

Quiso inventar un paraíso y finalmente lo consiguió. Pero, ¿era el que buscaba la osada iniciativa de enfrentarse a posturas radicales y dictaduras con obras de teatro?

Granés concluye que a veces, «y creo que en el caso del Living Theatre», afirma, no son las obras, sino las actitudes vitales de los artistas lo que más influye en una sociedad. Si de algo sirvió la obsesión vanguardista de transformar la vida en arte, o, como decía Piscator, de eliminar el arte para que surgiera la vida, «fue para contagiar ciertas expectativas sobre la vida, ciertos valores, ciertos deseos y ciertas actitudes entre la población». No es poco.

La invencion del paraisoLa invención del paraíso: El Living Theatre y el arte de la osadía
Carlos Granés
Taurus
270 p
18,9 euros
E-book: 9,99 euros