Como recuerda Domingo Ródenas, profesor de la Universidat Pompeu Fabra y antólogo y prologuista del volumen, Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916-Madrid, 2002) y Vicente Soto (Valencia, 1919-Madrid, 2011) fueron amigos íntimos que cultivaron a lo largo de cincuenta años una correspondencia que iba y venía de Madrid a Londres, ciudad en la que Soto vivía exiliado, y a la que sólo puso fin la muerte del dramaturgo.

Medio siglo de intimidad que sobrevuela los duros años del franquismo y que se concreta en un libro en el que, desde una y otra voz, aborda temas relacionados con la historia, la política, las aficiones ufológicas, el yoga y las filosofías orientales y, por supuesto, problemas cotidianos de ambos y consejos de vida.

En el acto de presentación del epistolario en el Instituto Cervantes de Madrid participaron Carlos Buero e Isabel Soto, hijos de los protagonistas. El libro recoge más de 200 cartas que muestran la personalidad más íntima de ambos escritores, en palabras de Ródenas, «un friso literario y sentimental de lo pequeño y lo grande, que aborda lo íntimo, lo humano, la política e historia de nuestro país. Una crónica de excepción que desvela material inédito imprescindible para comprender los entresijos literarios de la segunda mitad del siglo XX de la mano de dos observadores intramuros y extramuros de España».

La obra registra a los autores y a las personas, lo familiar y profesional, sus logros y decepciones, y con ellos el fluir del acontecer colectivo, la posguerra terrible, los ciclos del franquismo y la plomiza atmósfera cultural que engendró, el final biológico de la dictadura, las convulsiones de la Transición y la consolidación de la democracia.

Dos carreras distintas

A través de la intimidad de estas cartas se delinean dos carreras literarias distintas: la del dramaturgo consagrado en 1949 con Historia de una escalera, que en 1986 obtuvo el Premio Cervantes. Y la de Soto, narrador que ha de exiliarse a Londres, ganador de varios premios entre los que figura el Nadal de 1967 por su novela La zancada, que falleció en medio de un injusto cuasi-anonimato en septiembre de 2011.

“Ninguno de los dos amigos recorrió un camino de rosas, aunque hoy Buero figure inamoviblemente en la historia del mejor teatro español contemporáneo y Soto continúe en el purgatorio de quienes aguardan su restitución al lugar que le corresponde”, concluye el responsable de la edición.

Antonio Buero Vallejo y Vicente Soto se conocieron en la tertulia del Café Lisboa de Madrid en 1946, lugar en el que se daban cita artistas e intelectuales contrarios a la dictadura. Tras siete años de reclusión y de haberse salvado in extremis de la pena de muerte a la que había sido condenado, Buero, militante del Partido Comunista, acababa de salir de la cárcel en libertad condicional. Por su parte, Vicente Soto, entonces recién llegado a Madrid, se había visto obligado a salir de Valencia, su ciudad natal, como consecuencia del acoso al que lo sometían las autoridades por su pasado republicano y su oposición al nuevo régimen.

Desde su primer encuentro, en el que Buero y Soto establecieron una inmediata sintonía literaria, política y emocional, surgió una amistad entrañable que duró toda la vida y quedó reflejada a lo largo de medio siglo de esta extraordinaria correspondencia.


cubierta Esteban Salazar OK.QXDCartas boca arriba. Correspondencia (1954-2000). Antonio Buero Vallejo y Vicente Soto
Edición de Domingo Ródenas de Moya
Colección Obra Fundamental
Fundación Banco Santander
530 p
20 euros