Pero el pintor va más allá y complementa el cuadro con un poema que alimenta a la pintura, del el mismo modo que ésta se nutre de la poesía. Nace así Metamorfosis de Narciso como texto poético que, en palabras de su propio autor, constituye el primer poema y el primer cuadro “obtenidos enteramente según la aplicación íntegra del método paranoico-crítico”, un sistema que Dalí acuñaría y desarrollaría.

La formulación de este método y su supuesta cristalización en el texto escrito y en la obra pintada sobre la metamorfosis de Narciso, apunta Joan M. Minguet, suponen la culminación de un asunto que preocupó largamente a Dalí: la posibilidad que tiene el arte de hacer visible lo invisible, de desentrañar lo oculto. Pero también de hacer que lo oculto sea evocado, sin desentrañarlo. La revelación de una realidad que sólo el artista puede captar y trasladar al observador de su obra.

Por primera vez un cuadro y un poema surrealistas, explicó el propio autor, implican objetivamente la interpretación coherente de un tema irracional desarrollado. El método paranoico-crítico comienza a constituir el conglomerado indestructible de los “detalles exactos” que reclamaba Stendhal para la descripción de la arquitectura de San Pedro de Roma, y ello en el ámbito de la más paralizante poesía surrealista.

El lirismo de las imágenes poéticas sólo es filosóficamente importante cuando logra, en su acción, la misma exactitud que obtienen los matemáticos en la suya. El poeta debe, ante todo, puntualiza Dalí, demostrar lo que dice.

145 versos

Bajo el desgarrón de la negra nube que se aleja
la balanza invisible de la primavera
oscila
en el cielo nuevo de abril.
Sobre la más alta montaña,
el dios de la nieve,
su cabeza deslumbrante inclinada sobre el espacio
vertiginoso de los reflejos
se derrite de deseo
en las cataratas verticales del deshielo
aniquilándose ruidosamente entre los gritos
excrementales de los minerales
o
entre los silencios de los musgos
hacia el lejano espejo del lago
en el que
desaparecidos los velos del invierno,
acaba de descubrir
el relámpago fulgurante
de su imagen exacta.

Así comienza este extenso poema (compuesto por 145 versos) cuya primera edición se publicó el 25 de junio de 1937 simultáneamente en francés por Édicións Surréalistes de Paris, y en inglés por la galería Julien Levy de Nueva York. Ambas están dedicadas por el pintor al poeta y primer marido de su esposa Gala, Paul Éluard, con referencia también a André Breton. En la cubierta aparece reproducida una foto que Cecil Beaton había hecho tres años antes a Gala y a Dalí, en la que interpretan un juego sobre otro motivo iconográfico recurrente en la obra del pintor, el Ángelus de Millet.

Todo este interesantísimo material forma parte del libro Metamorfosis de Narciso que, con los auspicios de la Fundación Gala-Salvador Dalí, acaba de ver la luz en una brillante edición de Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. A través de esta obra, arte y literatura se enriquecen mutuamente, hasta el punto de que no se puede entender uno sin el otro.

En la Tate Modern

El original de esta publicación, procedente del legado del artista, -que fue a lo largo de toda su vida gran lector y escritor tenaz-, se encuentra en la sede de la mencionada Fundación. Probablemente encuadernado por la propia Gala, en pergamino, está integrado por una parte manuscrita, sobre un total de 22 páginas de papel de carta procedente del Hotel Albert-Wintersport, en los Alpes austríacos. Contiene además dos dibujos esbozados a lápiz que constituyen estudios para la pintura homónima. Cuadro que en el momento actual es propiedad y se exhibe en el museo británico Tate Modern.

El manuscrito se acompaña de tres fotografías realizadas y firmadas en acuarela roja por Cecil Beaton. Como explica la directora del Centro de Estudios Dalinianos, Montse Aguer, el óleo y el poema tienen múltiples lecturas e interpretaciones, se complementan y remiten a la mitología y a la literatura, al autorretrato, a la doble imagen y al método paranoico-crítico, a la putrefacción, al paraíso intrauterino, al amor entendido en términos surrealistas, al amor heterosexual y homosexual y, obviamente, a Gala y al narciso, que el propio autor consideraba “mi flor mágica preferida”.

Metamorfosis de Narciso

Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores