Los papeles encontrados por Agulló en la testamentaría del cronista Juan López de Velasco, su albacea y cosmógrafo en la corte de Felipe II, demostrarían que la famosa novela precursora de la picaresca, con una primera edición conocida de 1554, fue escrita por Hurtado de Mendoza.

De hecho, Agulló afirma que encontró un documento del poeta y diplomático español en el que éste anotó un par de líneas que le sirvieron como iniciar su investigación: «legajo de correcciones hechas para la impresión de Lazarillo y su propaladia». 

Vida y obra de un gran hombre

Diego Hurtado de Mendoza nació a la par que el siglo XVI. Nieto del marqués de Santillana e hijo del capitán general del Reino de Granada, recién terminada la Reconquista, hizo carrera militar y diplomática con Carlos V y fue amigo de Teresa de Jesús. Su biografía está plagada de grandes hechos, pero nada comparado con el protagonismo que acaba de alcanzar 445 años después de su muerte: ser el más que probable autor de El Lazarillo de Tormes, una de las cumbres de la literatura española.

El Lazarillo salió a la luz sin nombre de autor, probablemente como medida de prevención, porque, efectivamente, la obra pasó al cajón de los libros prohibidos en muy poco tiempo. Se sabe que en 1559 ya estaba incluido en el catálogo de obras censuradas, pero siguió creciendo con, al menos, cuatro ediciones antes del final del siglo XVI.