El universo de la Gran Vía madrileña tiene dos caras: la brillante, repleta de automóviles y engalanada con los carteles cinematográficos, y la menos floreciente de sus calles laterales. En este segundo sector, en una gélida portería de la calle Infantas de Madrid, viven los protagonistas de esta novela, “unos seres exaltados por quimeras sin fundamento que se niegan a la desesperanza”.

La acción transcurre en el marco de tres momentos históricos, que funcionan en la libro a modo de tres actos teatrales. En el primer episodio, que ocurre a fines de los años cuarenta, el padre de familia tiene la posibilidad de trabajar en el cine como guionista y eso no le proporciona los beneficios con los que soñaba.

Tres momentos

En el segundo acto, hacia los años sesenta, son los hijos de este matrimonio los que inician su despegue vital, el hijo hereda de su padre la posibilidad de trabajar en una película como actor y la hija sigue los vaivenes de un maestro mayor que ella y antiguo intérprete de teatro clásico del que se ha enamorado.

El tercero transcurre en el mes de noviembre de 1975, días antes de que muera Franco. En un Madrid desfigurado por la niebla e invadido por los sucesivos informes médicos sobre la salud del dictador, en los que se detalla el inexorable desguace a que se somete su cuerpo, la familia de los porteros de la calle Infantas acometen misiones extravagantes.

Artesano

Estamos ante una de las obras del otoño escritas en español. Longares es, desde una discreción casi enfermiza, uno de los artesanos de la narrativa contemporánea en nuestra lengua. También a su pesar, o casi, hay un aroma periodístico en estas páginas. A su pesar, decimos, porque el escritor antes de dedicarse de lleno a la creación literaria ejerció de periodista, una época que ni mucho menos le llenó: “Mi timidez hacía que lo pasase muy mal”.

Prefiere el mundo creativo en el que está: “Hay muchas diferencias entre literatura y periodismo que es el instante y trabaja sobre certezas, en tanto la literatura es mentira y permite ir más lento, algo que yo soy porque necesito que lo que escribo repose; sedimente”.

Sedimento

¡Bendito sea ese sedimento! que ha fraguado en pocas , -sólo siete-, pero magníficas obras. Las tres primeras: La novela del corsé (1979), Soldaditos de Pavía (1984) y Operación Primavera (1992), forman parte del ciclo literario de carácter experimental La vida de la letra.

En 1995 publicó No puedo vivir sin ti; en 2001, Romanticismo con el que se llevó el Nacional de la Crítica, y en 2006, Nuestra epopeya. Es también autor de tres libros de cuentos de extensión diversa: Extravíos (1999), La ciudad sentida (2007) y Las cuatro esquinas (2011).

Ha traducido del catalán el libro de sonetos de J.V. Foix, Sol, i de dol (Solo y dolido).

Además del Premio Nacional de la Crítica, ha obtenido el Ramón Gómez de la Serna, el Francisco Umbral, el NH de relatos y el premio de los Libreros de Madrid.

 

ingenuosLos ingenuos
Manuel Longares
Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores
240 páginas
18,50 euros

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