En palabras de García de la Concha, “hay que estar en África. Este es un proyecto que urge. Se barajan ciudades como Kinsasa (R.D. del Congo), Nairobi (Kenia), Johannesburgo (Sudáfrica), Abiyán (Costa de Marfil), Nuakchot (Mauritania), Luanda (Angola), Maputo (Mozambique) o Adís Abeba (Etiopía), ha concretado el secretario general, Rafael Rodríguez-Ponga. La fórmula para desembarcar en esos países puede ser abriendo sedes propias del Cervantes o bien compartiendo instalaciones con instituciones hermanas europeas (como ocurre en Estocolmo, Suecia, donde se comparte edificio con el Goethe Institut).

El Cervantes confía en hacer realidad el Plan África en unos años y siempre que mantenga unas cuentas equilibradas. En África subsahariana, el Instituto solo tiene una sede -un Aula Cervantes en Dakar (Senegal)- mientras que en el Magreb cuenta con una docena de centros en Marruecos, Argelia, Túnez y Egipto.

Otra gran zona de expansión del Instituto es Asia, de donde se reciben innumerables invitaciones para abrir sedes, especialmente en la India. También en ese gran continente se buscan fórmulas para instalarse, sea compartiendo instalaciones con otras entidades culturales, bien en el seno de universidades, tal como hace la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) en China, país que no acepta más de uno o dos institutos culturales extranjeros de cada país (el Cervantes está en Pekín y Shanghái). Por otro lado, Estados Unidos y Brasil son países prioritarios, en especial para la implantación del SIELE, el recién creado Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española.

Más autornomía

La Reunión Anual ha congregado en la sede central, situada en Madrid, a 70 directivos de todo el mundo, y contó con la participación de la Reina Latizia, que presidió una sesión de trabajo. Entre otros asuntos se ha abordado el aumento de inscritos para el Diploma de Español DELE (más de 70.000 en lo que va de año), el avance del SIELE o las nuevas pruebas exigidas para obtener la nacionalidad española por residencia, que ha elaborado y gestiona el Instituto.

También se ha debatido sobre la naturaleza jurídica que tendrá el Cervantes cuando se le aplique la ley de reforma administrativa de los organismos públicos (hay un plazo de tres años), y que podría concretarse en diversas fórmulas: organismo autónomo, autoridad administrativa autónoma, etc. Sea cual sea la opción final, García de la Concha ha reclamado que el Instituto tenga “más autonomía respecto a los vaivenes políticos”.

Esto no significa que la actual interinidad política afecte al Cervantes negativamente. “En absoluto nos influye”, ha dicho el director, “seguimos trabajando, pero deseamos fervientemente que se solucione este problema político”.