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Los 16 libros de 2016

Manual para mujeres de la limpieza (Lucia Berlin, Alfaguara)

Si nos preguntamos dónde estaba hasta ahora para el lector en español Lucia Berlin, la respuesta es muy simple: ¡no estaba! Y eso es grave porque hablamos de una de las grandes narradoras norteamericanas de la segunda mitad del siglo pasado. Manual para mujeres de la limpieza [1], el libro que en este 2016 ha editado Alfaguara, traslada al castellano 43 de los 76 relatos que Berlin publicó a lo largo de su agitada vida. Cada uno de ellos constituye una especie de milagro literario.

Sólo la gran literatura logra en unas pocas páginas instalarnos en lo complejo de la existencia y hacerlo, con los toques de humor y melancolía clásicos en esta autora, para que nos sintamos profundamente vivos. ¡No se pierdan esta desbordante sorpresa!

Patria (Fernando Aramburu, Tusquets)

Fijo a lo largo del año en todas las listas de ventas y aclamado por la crítica como uno de los textos clave de los publicados en 2016, Patria [2], el voluminoso volumen en el que Fernando Aramburu escarba en la tragedia de ETA, es una magnífica propuesta literaria contada, al tiempo, desde la distancia y la proximidad.

La conmoción está servida a través de unos personajes de cuyas desgracias (y alegrías) el lector se siente partícipe. Inevitable surgen en quien lee espacios para la reflexión sobre la sinrazón, el dolor y la muerte.

La última hermana (Jorge Edwards, Acantilado)

Rescatando hechos acontecidos, el escritor chileno Jorge Edwards habla en La última hermana [3] de la subyugante historia de María Edwards Mac-Clure (1893-1972), una lejana pariente que protagoniza la epopeya novelada de un personaje que jugó un papel heroico en el París ocupado por los alemanes.

Una vez iniciada la lectura es difícil abandonar la historia de esta sofisticada mujer que llevaba una vida despreocupada y frívola hasta que el azar la llevó a conocer la despiadada persecución de los judíos y, sin medir las consecuencias, movida por el simple impulso de ayudar, decidió colaborar con la Resistencia salvando, a riesgo de su propia vida, a los hijos de mujeres judías que fueron enviadas a los campos de exterminio.

Qué vergüenza (Paulina Flores, Seix Barral)

En estos nueve relatos que conforman su primer libro, Paulina Flores entrega una visión despojada, de una sinceridad apabullante [4], de la vida actual en las ciudades: mujeres que viven en multitudinarios edificios; hombres que, al perder su trabajo, revelan los frágiles cimientos que sustentan la familia; jóvenes que trabajan en bibliotecas o en locales de comida rápida, y que recuerdan el día en que perpetraron un pequeño robo, las razones que los llevaron a separarse o aquel instante en que perdieron, definitivamente, la inocencia.

Personajes que, al pasar por el tamiz de Paulina Flores, con su extraña mezcla de crudeza y ternura, de transparencia y densidad, sentimos que conocemos desde siempre. Sus historias se expanden y operan por acumulación, pegándose a nuestra piel. Desde allí Paulina Flores observa y, con una madurez paradójica por su juventud, instaura un universo literario deslumbrante.

Los cuatro libros (Yan Lianke, Galaxia Gutenberg)

La acción de Los cuatro libros [5] nos sitúa en la China de los años 50 del pasado siglo. Su trasfondo es el confinamiento de cientos de miles de personas en “campos de reeducación por el trabajo” y la movilización de los campesinos para la producción de hierro y acero. Como afirma el propio escritor, “aquel despropósito fue el preámbulo de una de las mayores hambrunas de la humanidad”.

Yan Lianke recorre ese periodo con una notable creatividad y una prosa poética e incisiva, alternando los lenguajes de la narrativa bíblica, la tradición confuciana y la mitología griega mezclado, en un arriesgado ejercicio del que sale más que airoso, con la jerga política maoísta.

Un niño y un escritor sobresalen entre los diversos personajes anónimos: el erudito, la música, el profesor de religión o el técnico de laboratorio. Los avatares y las vidas absurdamente truncadas de aquellos hombres y mujeres conforman este drama satírico inspirado en hechos reales de la historia.

El autor utiliza su capacidad imaginativa sin la habitual autocensura practicada por los escritores chinos. Por ello, y ante su osadía, ninguna editorial del continente chino se atrevió a imprimir su obra. Finalmente se publicó en Hong Kong y Taiwán.

Traducido a más de una docena de lenguas y varias veces nominado al Nobel de Literatura, Yan Lianke ha obtenido, entre otros, el Premio Kafka Internacional en 2014. Ha sido finalista del Man Booker International en dos ocasiones, con El sueño de la aldea Ding y, en el presente 2016, con Los cuatro libros, traducido al español por Taciana Fisac.

Lo que queda de nuestras vidas (Zeruya Shalev, Siruela)

Zeruya Shalev, acaso la voz femenina más importante de la literatura israelí contemporánea, presenta en su nueva novela un impactante retrato de padres e hijos y los sentimientos y resentimientos que los unen y los separan.

Mientras Hemda Horowitz agoniza en un hospital de Jerusalén, examina con amargura lo que ha sido su vida: su juventud en el kibutz, incapaz de cumplir con las exigencias de su padre, un severo colono. Su matrimonio sin amor con un superviviente del Holocausto igual de rígido, y la desigual relación con sus dos hijos. Al recapitular su existencia le atormenta la idea de que amó demasiado a uno mientras que a la otra no fue capaz de quererla de la misma manera.

Galardonada con el premio Femina Étranger 2014, Lo que queda de nuestras vidas [6] es una novela de personajes fuertes dibujados de una manera a veces lacerante pero, siempre, poética. Un libro que el Premio Nobel J. M. Coetzee definió con dos palabras: «¡muy impresionante!»

Velázquez desaparecido (Laura Cumming, Taurus)

En 1845, John Snare, un humilde librero inglés, se topó en una subasta con el retrato ennegrecido de Carlos I de Inglaterra que desafiaba cualquier explicación: el retratado era demasiado joven para ser rey y para haber sido pintado por el artista flamenco a quien se atribuía la autoría. Al sospechar que podía tratarse de un Velázquez perdido mucho tiempo atrás, el librero compró el cuadro y se propuso averiguar su extraña historia. Cuando Laura Cumming tropezó con la historia de Snare emprendió su propia búsqueda, cuyo objetivo incluía tanto las andanzas del librero como la vida y obra de Velázquez, “un pintor tan portentoso como esquivo”.

Velázquez desaparecido [7] recoge esta enigmática historia, pues al hacer pública su teoría Snare fue condenado al ostracismo y forzado a elegir, “como lo hizo Velázquez, entre arte y vida personal”, y además, constituye un magnífico acercamiento a la figura del pintor español.

No cantaremos en tierra de extraños (Ernesto Pérez Zúñiga, Galaxia Gutenberg)

El narrador y poeta Ernesto Pérez Zúñiga nos instala en el otoño de 1944. Por entonces, dos supervivientes sin patria ni nada más que perder se conocen en el Hospital Varsovia de Toulouse. Manuel Juanmaría sueña con una mujer que se quedó en España. Ramón Montenegro, sargento jefe de la Nueve que ha liberado París, le hace una propuesta insólita: «ya que perdimos un país, salvemos a una persona».

Así comienza No cantaremos en tierra de extraños, el son de los exiliados, en la que dos personajes inolvidables se internan en territorio enemigo en busca de una mujer. Una inquietante historia de amor y lealtad en la España de la posguerra donde la lucha contra el totalitarismo se plasma en una desgarrada acción repleta de encuentros sorprendentes y misteriosos que irá transformando a los propios protagonistas y las razones de su búsqueda. Montenegro y Juanmaría, con heroísmo contradictorio, encarnan las pasiones, la locura y desazón de un tiempo que entabla diálogo directo con el nuestro. Porque, como señala el autor, «esa lucha es muy contemporánea. Se está librando en la actualidad pues es evidente que vivimos tiempos de vocación totalitaria».

Kafka. Los primeros años. Los años de las decisiones. Los años del conocimiento (Reiner Stach, Acantilado)

Franz Kafka flota no sólo sobre nuestras vidas, sino sobre la de cualquier hombre o mujer que se precie. En su literatura se condensan todos o casi todos los grandes temas que gravitan sobre la vida de los seres humanos. ¿Quién fue capaz de lograr esta deslumbrante hazaña? Era un hombre alto, de aspecto frágil y pómulos marcados que escribió en sus diarios «Yo soy la literatura», una afirmación enigmática y radical que evidencia la compleja relación entre la vida y la obra de uno de los grandes autores de la historia de la literatura.

Traducida por Carlos Fortea y editada en dos volúmenes de 2.368 páginas, Reiner Stach dedicó más de una década a la escritura de Kafka. Los primeros años. Los años de las decisiones. Los años del conocimiento [8], una obra monumental, aclamada como la biografía definitiva del escritor praguense. Combina el autor con destreza la rigurosa investigación biográfica e histórica con la profunda comprensión de la vida y la obra del protagonista, y ofrece una recreación vívida y literaria del mundo, en sus detalles, de este autor ya imprescindible. No se acobarden ante la envergadura del texto, el esfuerzo les compensará.

Ante todo no hagas daño (Henry Marsh, Salamandra)

Una de las obras más conmovedoras del año [9] tiene como autor a un neurocirujano socarrón nacido en Oxford hace 66 años. Henry Marsh irradia una bondad que seduce al lector desde las primeras páginas. De su mano vamos a saber algo más de cirugía y a entrar más que asustados en el temible y esperanzador quirófano: allí esperan pacientes con tumores y graves lesiones del cerebro y de la columna vertebral.

Con sobrado talento, el autor se ha encargado antes de que conozcamos sus historias, sus miedos y esperanzas. Él hace justamente lo contrario cuando se pone la mascarilla: cosifica al paciente hasta convertirlo en un objeto, porque así “el miedo se esfuma y se ve reemplazado por una feroz y alegre concentración”. Éxito de público y crítica en el mundo anglosajón, las confesiones de Marsh, un superdotado del bisturí, translucen, sin embargo, un aprendizaje que dan los años: que la excelencia en medicina hay que localizarla entre aquellos profesionales que cuidan en extremo el trato con los pacientes.

Música de mierda (Carl Wilson, Blackie Books)

O de cómo un encargo sobre un disco concreto se convierte en un inteligente y divertido ensayo sobre el gusto y los prejuicios culturales [10]. Wilson, crítico de rock canadiense, decide hacer un experimento: averiguar cómo es posible que algo que a él le parezca profundamente espantoso puede gustar a las masas. Elige a la diva Céline Dion, en cuya vida y discografía se sumerge con el mismo rigor con el que abordaría las de Sonic Youth o Elliott Smith.

A partir de ahí surgen cuestiones que a veces están más cerca de la sociología o la filosofía que del periodismo musical. ¿Qué entendemos por buen gusto? ¿Es el gusto un asunto de clase social? ¿Debemos rebelarnos contra la tiranía de esos gustos cool que siembran de prejuicios el universo del pop?

Havel. Una vida (Michael Žantovský, Galaxia Gutenberg)

La de Václav Havel firmada por Michael Žantovský es otra de las grandes biografías del año. Escritor, dramaturgo, iconoclasta, disidente y presidente de su nación, pocas vidas hay que resuman de forma tan fascinante y radical el siglo XX como la de Václav Havel.

Nacido en 1936 en el seno de una familia intelectual de clase media en la Checoslovaquia feliz con su independencia, vivió la ocupación nazi de su país y la Segunda Guerra Mundial, la liberación por las tropas del Ejército Rojo, la implantación del régimen comunista tutelado por Moscú, la esperanza de la Primavera de Praga, el retorno de la represión totalitaria comunista, la caída del Muro de Berlín, el fin de la Guerra Fría y la llegada de la democracia a su país a través de la llamada Revolución de Terciopelo que él mismo lideró.

Havel desempeñó también un importante papel como pensador político y agitador de la Política Internacional. Michael Žantovský fue uno de sus más cercanos amigos y confidentes. Vivieron juntos la revolución y, durante la primera presidencia de Havel, fue su secretario de prensa, autor de discursos y traductor. Su amistad perduró hasta la muerte de Havel en 2011, lo que convirtió a Žantovský en un testigo privilegiado de una vida extraordinaria. Ese testimonio directo es el que ahora sirve de hilo conductor de esta clarividente obra.

La España vacía (Sergio del Molino, Turner)

Probablemente el ensayo más recomendado este 2016 [11] en las librerías de todo el país. Sergio del Molino se las apañó para integrar una memoria personal en un libro de viajes que reflexiona, con ayuda de múltiples ejemplos bien traídos, sobre aquel gran éxodo del campo a la ciudad acontecido a mediados del siglo XX y las consecuencias de todo ello en los dos lados del país.

Aplica el autor una mirada renovada sobre una multitud de obras –de la literatura al cine pasando por la música o el humor televisivo- que desde mediados del siglo pasado hasta la actualidad están, lo busquen o no, marcadas por la España vacía, bien porque retrataron por primera vez la voluntad de una nueva generación de apropiarse de la ciudad con una altivez inédita hasta la fecha; bien porque hay un grupo actual de artistas “que invoca las viejas mitologías y que aspira a recrearlas o a jugar con ellas desde la contemporaneidad”. En la categoría de no ficción, sin duda, la revelación del año.

La invención de la naturaleza (Andrea Wulf, Taurus)

Rescatar para el gran público la vida, obra y milagros de una de las grades personalidades de la cultura europea. Con ese objetivo ha escrito Andrea Wulf esta biografía de Alexander von Humboldt [12] (1769-1859). La obra aborda todas las facetas del sabio alemán: su talento visionario para concebir antes que nadie a nuestro planeta como un organismo vivo en el que todo está relacionado y su tremenda influencia en las grandes personalidades de su tiempo, de Darwin a Goethe, pasando por Simón Bolívar o Thomas Jefferson.

Considerado el padre del movimiento ecologista, hasta que llegó él nadie había subido tan alto una montaña ni se había pateado con tanta ambición científica el mundo conocido. Wulf hace el mejor homenaje posible a su héroe escribiendo una semblanza que es a la vez un libro de lectura siempre accesible con sus dosis saludables de historia, de zoología, de botánica o geología. Y de aventuras.

Obra completa I. Poesía (Elizabeth Bishop, Vaso Roto)

Bajo el título Poesía [13], ve la luz el volumen 1, primero de los dos que configuran la Obra completa de Elizabeth Bishop (1911-1979); el segundo está dedicada a las obras en prosa. Este primero recoge, en edición bilingüe traducida por Mariano Peyrou, además de los cuatro libros de poemas que publicó en vida, por primera vez en español toda su obra inédita. El resultado es la edición definitiva de una obra que con los años ha sido reconocida por lectores y críticos como uno de los hitos indiscutibles de la poesía norteamericana del siglo XX.

Los temas centrales de su poesía son la geografía y el paisaje, los vínculos del ser humano con el mundo natural, las viejas preguntas sobre la percepción y la sabiduría y nuestra mayor o menor incapacidad para controlar el caos y dar sentido a la existencia.

El resultado es una obra que por su altura estética, su exigencia formal y su honestidad intelectual ocupa un lugar de honor en el presente de los lectores. «Con Elizabeth Bishop nos adentramos en un cosmos de situaciones imaginadas que se vuelven consciencia […]. Su verdadero logro radica en ver lo que no puede verse y decir lo que no puede decirse», afirmó de ella el crítico Harold Bloom. La escritora murió en Boston el 6 de octubre de 1979. Solo publicó 101 poemas en vida.

El peor de los dragones. Antología poética 1943-1973 (Juan Eduardo Cirlot, Siruela)

Bajo el título El peor de los dragones [14], la escritora Elena Medel recopila una antología de la poesía de Juan Eduardo Cirlot que se marca un doble objetivo: el reencuentro para aquellos lectores que ya han descubierto los versos de este autor irrepetible y, muy especialmente, la de la revelación para quienes desconozcan su fascinante obra.

En la introducción del libro la propia Medel escribe: «Obviemos el prejuicio ante Juan Eduardo Cirlot como poeta maldito y difícil, y acerquémonos con reservas al prejuicio ante Cirlot como excepción en su tiempo… Esforcémonos por comprender a un poeta que recurre como fuente de sugestión a una experiencia alejada de la intimidad, y vinculada a la literatura y al arte y a la música y al cine, disciplinas que considera tan verdaderas y tan suyas como cualquier anécdota de la realidad; que aspira a comprender una realidad que siente ajena; que mira al pasado porque lo entiende como explicación del presente, y que, quizá sin conciencia, seguro que con ambición, escribe para los lectores del futuro».