Kertész sobrevivió a los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald, adonde fue deportado con 15 años. Tras su liberación, en 1945, volvió a Hungría a terminar sus estudios, y después de una breve incursión en el periodismo comenzó a escribir piezas teatrales y guiones cinematográficos en buena medida basados en su experiencia, al tiempo que desarrollaba una importante carrera como traductor.

Su relato extraordinario Sin destino (1975; Acantilado, 2001) es una obra maestra sobre la destrucción masiva alemana de los ‘otros’ europeos: narra el paso por diversos campos nazis de un adolescente húngaro y judío en el último año de la guerra. Pero este escrito no logró, en parte por el olvido húngaro sobre su pasado racista, en parte por la censura, que sus libros se difundiesen como merecían.

En 1951 fue represaliado y despedido de su periódico, que fue declarado órgano del Partido Comunista. Entonces su trabajo se volcó en las traducciones del alemán, con las que sobrevivió y superó el yermo estalinista (de hecho, descubrió «demasiado tarde a Kafka y su grandeza inconmensurable»). Desde entonces, Kertész siempre mantuvo una actitud crítica e independiente, con la que atacó tanto los totalitarismos y el régimen soviético como, más tarde, el capitalismo y sus consecuencias.

A partir de Sin destino, considerada una de las mejores novelas del siglo XX, su obra ha estado atravesada por una profunda interrogación ética sobre la que planea la sombra de los totalitarismos del siglo XX. Entre sus obras destacan Kaddish por el hijo no nacido (1990; Acantilado, 2001), Yo, otro (1997; Acantilado, 2002), Fiasco (1988; Acantilado, 2003), Liquidación (2003), La bandera inglesa (1991; Acantilado, 2005), Diario de la galera (1992; Acantilado, 2004), Un relato policíaco (1977, 2001; Acantilado, 2007) y Dossier K. (2006; Acantilado, 2007).

En 2002 se convirtió en el primer escritor húngaro en obtener el Nobel «por una obra que conserva la frágil experiencia del individuo frente a la bárbara arbitrariedad de la historia». En los últimos años vivía entre Berlín y Budapest, ciudad, ésta última, en la que ha fallecido.

Acantilado publicará su testamento literario, su diario La última posada, el próximo 6 de abril.