Sinatra le admiraba sin disimulo y confesaba abiertamente robarle los arreglistas. Las grabaciones que hicieron ambos ‘crooners’ para el sello Capitol representan buena parte de lo mejor de la edad de oro de la canción popular americana. Vocalizaba en español con un encanto irresistible y fue un pianista con un swing fabuloso. Los trabajos con su trío al piano –más guitarra, contrabajo y batería– figuran entre lo mejor del jazz de los cuarenta.

Un cáncer de pulmón, del que hoy precisamente se celebra el Día Mundial, acabó con su vida de forma prematura, con solo 45 años en 1965. Aun así le dio tiempo a dejarnos medio centenar de discos y algunas canciones –Nature boy, Mona Lisa, L-O-V-E, Unforgettable, Route 66…– cuya versión definitiva nadie le podrá disputar jamás. Ahora que Gregory Porter acaba de sacar álbum dedicado íntegramente a su ídolo, hagamos algunas recomendaciones mientras de fondo suena On the street where you live.

 

Disco

Nat “King” Cole & Me, de Gregory Porter

Porter carga sobre sus hombros la pesada responsabilidad de ser algo así como el cantante oficial del jazz actual, con aval de público y crítica. En cierto modo, este disco estaba cantado (nunca mejor dicho) si tenemos en cuenta que desde su debut Porter parece seguir a rajatabla un doble ritual cuando se le acerca un periodista: fotografiarse siempre con su agobiante gorrito ajustado a prueba de huracanes y declarar su deuda y amor eternos a Cole. En la portada, Porter sostiene entre sus manos el After Midnight, un vinilo que los aficionados al jazz escuchamos con reclinatorio, un disco prodigioso para pinchar una y mil veces sin riesgo de agotamiento. Por lo demás, el homenaje del alumno aventajado no supone, desde luego, su mejor obra pero tiene algunas lecturas interesantes que evitan con inteligencia el ejercicio de mimetismo, caso de L-O-V-E.

 

Película

Deseando amar, de Wong Kar-wai

Solo grabó tres discos en español pero son algunas de esas canciones –Ansiedad, Aquellos ojos verdes…– las primeras que le vienen a la cabeza a no poca gente cuando escuchan el nombre de Nat King Cole.  Boleros que fueron un éxito en su momento y que volvieron a sonar majestuosos cuarenta años después en las salas de cine multiplicando la belleza de una obra única, de un clásico moderno, de la mejor película de Wong Kar-wai. Un melodrama ambientado en el Hong Kong de los primeros años sesenta que es pura poesía visual y sonora. Una exquisita y original coreografía de colores, vestuarios y gestos que encajan a la perfección con la voz de barítono de Cole. Elegancia con mayúsculas.

 

Libro

La voz inolvidable, de Daniel Mark Epstein

Hace unos años la editorial Global Rhythm publicó una exhaustiva biografía que recorre la vida profesional y personal de un hombre bueno y dulce que no lo tuvo fácil, incluso cuando ya vivía instalado en el éxito. Fue el primer negro en disponer de su propio programa de televisión (como Sinatra, Groucho Marx o Johnny Cash) pero también el primero en sufrir acoso y amenazas (llegaron a envenenar a su perro) por tener la osadía de comprarse una casa con piscina en un exclusivo barrio residencial de Los Angeles. Tampoco pudo alojarse en los mejores hoteles cuando tenía conciertos en Las Vegas y no pudo evitar ser agredido en una gira por el sur. En el asunto racial, no se calló pero tampoco fue al choque a la manera de un Miles Davis. Más accesible resulta hoy el documental Afraid of the dark (disponible en Netflix), con entrevistas a familiares y colegas. Fue su esposa la que le animó a dejar el piano y centrarse en su faceta de cantante. Aun así de vez en cuando se sentaba al teclado y seguía cautivando como en sus inicios.

https://m.youtube.com/watch?v=daSlF744KRY

 

Vino con Ben Sidran

Café Central (Plaza del Ángel, 10)

Ben-Sidran-123-400x320Nat King Cole nació Nathaniel Adams Coles en Montgomery, en el estado de Alabama, pero su formación desde crío tuvo lugar en Chicago. Así que de pianista de Chicago a pianista de Chicago porque a partir de la semana que viene toca varios días en el Café Central de Madrid Ben Sidran. Una oportunidad para maridar un buen tinto con una ración de jamón ibérico a pocos metros de un veterano que ha trabajado con talentos como Van Morrison o Rickie Lee Jones.