La Galería Mercè Ros de Madrid expondrá esta pintura en Madrid, única vez en que el Rey Planeta permitió que lo retratara un pintor que no fuera Velázquez desde que el sevillano fuera nombrado pintor de cámara.

Rubens, que llegó a España en 1628 en misión diplomática, retrató al rey y a su familia estableciéndose una cordial relación entre ellos. El cuadro presenta las mejores características técnicas del pintor flamenco: la frescura de su pincelada, el paso de los tonos fríos a los cálidos y la captación del joven rey –tenía 23 años– quien por primera vez se presenta como un gran monarca que viste traje negro con golilla con el Toisón de Oro.

Se trata del único retrato conservado de Felipe IV realizado por la mano de Rubens y su finalidad era la de servir de modelo para las numerosas copias que se realizaron en su taller y que atendían la demanda de nobles y embajadas que deseaban exhibir la efigie del monarca en sus estancias, obras que ahora se encuentran repartidas por todo el mundo en museos y colecciones privadas. Rubens guardó el original hasta su muerte, como puede verse en los inventarios realizados a su fallecimiento en 1640, donde también se encontraba el retrato de la reina Isabel, esposa del monarca.

Hasta su llegada a España, el cuadro –de 63,5 centímetros de alto por 49 de ancho– pasó por varias manos, entre ellas las de Sir Joseph Duveen, el comerciante de arte más importante de todos los tiempos, quien forjó las colecciones de grandes coleccionistas americanos como Andrew Mellon o Samuel Kress (cuyas colecciones forman hoy la National Gallery de Washington). El mítico historiador August Mayer descubre el cuadro en Londres en 1925 y Duveen, tras adquirirlo lo lleva a Nueva York para, tras exponerse en varios museos americanos, venderlo a la familia Vanderbilt en 1929, en cuya colección permanecería hasta la segunda mitad del siglo XX.

El valor de la obra asciende a varios millones de euros, y podrá admirarse en el stand de la Galería Mercè Ros quien participa por primer año en FERIARTE y que presenta otras piezas destacadas como una tabla procedente del retablo de Villasandino, realizada por Jorge Inglés; un mármol del Maestro de Cabestany procedente del Monasterio de Sant Pere de Rodes; un estudio en tinta de Salvador Dalí realizado en 1929 para el cuadro El hombre invisible del Museo Reina Sofía; uno de los pocos óleos conservados realizado por María Isabel de Borbón, reina de las Dos Sicilias, cuya obra se conserva en su mayoría en Nápoles, y un maravilloso mármol de Miquel Blay que representa la cabeza de la niña de la escultura Los primeros fríos, la primera escultura modernista realizada en nuestro país cuya influencia será crucial en la difusión de la estética de este movimiento en España.

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