New York, New York – Frank Sinatra

Lo parece, pero no es una canción de Navidad. Cualquiera puede dudar por las innumerables ocasiones en que se ha utilizado en las películas navideñas con localizaciones en Nueva York. Sin embargo, aunque nos transporta a días de nieve y luces, habla de alguien que quiere triunfar en la Gran Ciudad.

La canción fue compuesta por John Kander y Fred Ebb en 1977 para una película de nombre homónimo, en la que era interpretada por la gran Liza Minnelli. sin embargo, su versión más popular es la que crearía Frank Sinatra en 1980, justo tres años después.

El hada de los confetis – Tchaikovsky

El Cascanueces, de Piotr Ilich Chaikovski, es probablemente uno de los ballets más representados en Navidad en todo el mundo. Su música no contiene ningún elemento propio de los tradicionales villancicos o canciones navideñas, aunque al final de la historia, basada en el cuento original de Hoffmann, la niña se despierta bajo el tradicional árbol.

Se trata de una suite, una reunión de ocho danzas maravillosas que, aunque se estrenaron en 1892, se hicieron especialmente conocidas cuando Walt Disney las incluyó en Fantasía (1940). A partir de ese momento el mundo mostró un especial interés por el ballet y fue George Balanchine el encargado de llevarlo al culmen.

Entre todas elegimos la del Hada de los confetis o del Hada de Azúcar por su especial melodía del carrillón, utilizadas en varias películas navideñas de los 90.

Ice Dance – B.S.O de Eduardo Manostijeras

El compositor Danny Elfman se une al genial Tim Burton para hacer de Eduardo Manostijeras una película mayúscula que ha entrado a formar parte de la historia del cine. Su protagonista es un joven que fue creado a partir de un robot y no fue terminado tras la muerte de su creador, quedando con tijeras en vez de manos.

Es una de las películas más televisadas en Navidad. En una de las escenas, Eduardo esculpe con sus afiladas cuchillas una estatua de hielo creando una auténtica nevada artificial sobre el jardín de su amada. Es es el momento de Ice dance.

Fairytale Of New York – The Pogues y Kirsty MacColl

Fairytale Of New York, en cambio, sí es una canción de Navidad, sin embargo es diferente a cualquier villancico o tema navideño al uso y por eso hemos decidido incluirla en esta selección.

Interpretado junto a Kirsty MacColl, supuso el mayor éxito comercial de The Pogues y fue publicada dentro del disco de la banda If I Should Fall From Grace With God, en 1988. Hacia el mitad de la canción, justo con la intervención de Kristy MacColl, adquiere alegres tintes irlandeses.

Fly me to the moon – Diana Krall

Hemos escogido este tema por la calidez que despierta. Si duda, un buen tema para ambientar las veladas navideñas. Al estilo de New York, New York, también nos recuerda esa gran ciudad en Navidad, aunque quizás una más solitaria y sombría.

Fue compuesta en 1954 por Bart Howard e interpretada por primera vez por Felicia Sanders. Su título original era In Others words, pero más tarde se cambió por Fly me to the moon, en referencia a su primera estrofa. Probablemente la versión más famosa sea la grabada por el gran Sinatra en 1964, pero ha sido grabada por todos los grandes: Tony Bennett, Paul Anka, Nat King Cole, Ella Fitzgerald, Judy Garland, Doris Day o Shirley Bassey, entre otros. Hemos elegido la de Diana Krall.

Comptine d’un autre été, l’après-midi – Y. Tiersen

El director de cine Jean-Pierre Jeunet se topó con el acordeón y el piano de la música de Yann Tiersen mientras conducía acompañado de su asistente de producción, quien puso un CD en el coche que no había oído antes. Profundamente impresionado, de inmediato Jeunet compró todo el catálogo de Yann Tiersen y, finalmente, le encargó componer piezas para la película Amelie.

La banda sonora cuenta con composiciones de los tres primeros álbumes de Tiersen, nuevas piezas y variantes de otras de su cuarto álbum. La película es ya uno de los clásicos televisivos de Navidad, aunque en ningún momento se hace alusión a ésta. Es el espíritu y el carisma de la joven quien llena el corazón. La música, sin duda, acompaña a la perfección.