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El ramalazo góspel de los Rolling Stones

Enamorados desde críos de los sonidos yanquis, no tardaron en meterle aromas de canto evangélico a alguna de sus melodías más inspiradas. Lo hicieron hace justo cincuenta años con Salt of the earth para cerrar uno de sus álbumes esenciales, el mítico Beggars Banquets (1968), pero en ese mismo estilo se superaron solo unos meses después cuando entraron a grabar la majestuosa You can’t always get what you want, que sería cara B de su sencillo Honky Tonk Women.

A Jagger le había gustado esa audacia de McCartney y compañía al romper una regla del pop despachando un tema tan largo y tan de menos a más como Hey Jude. También había tomado muy buena nota del órgano Hammond que trota casi en primer plano durante todo el Like a rolling stone de Bob Dylan.

1968

Estudios Olympic de Londres, noviembre de 1968, Jagger ya tiene la composición en la cabeza pero aún está lejos de saber cómo va a acabar sonando. La casualidad quiere que el pianista de aquella sesión de Dylan, el gran Al Kooper, haya decidido abandonar por unos días Estados Unidos para darse por esas mismas fechas unas vacaciones por la capital inglesa y que encima se encuentre por la calle con un Stone, concretamente con Brian Jones, que moriría menos de un año después ahogado en su piscina. Kooper recibe entonces lo que viene siendo una oferta que no se puede rechazar… y consigue estar a la altura de lo esperado. Su participación va más allá de lo previsto de inicio, teniendo un papel más que notable en la factura final del tema; suya es por ejemplo la idea de que suene esa increíble trompa tras la introducción cantada por la London Bach Choir.

Para la banda la canción pasa por ser una suerte de despedida de los años sesenta, de adiós a los buenos tiempos vividos en su primer lustro de existencia. Han perdido la inocencia demasiado pronto pero no las ganas de seguir viviendo intensamente. En el camino se han quedado compañeros de viaje y algunas novias como la gran Marianne Faithfull. Es fácil entender por qué el director Lawrence Kasdan eligió esta maravilla para presentar a los treintañeros que vuelven a cruzar sus vidas por unos días en la película Reencuentro. You can’t always get what you want, ni siquiera los Rolling Stones.