Con Der Rosenkavalier, Strauss compone una ópera diferente que algunos consideran un giro hacia Mozart por tratarse de una obra ambientada en la sociedad del tiempo de Le nozze di Figaro, a la vez que tiene un carácter cómico y ligero.

Tradicionales decorados

La producción es de Nathaniel Merill y fue estrenada en el Met en el año 1969 (K. Böhm, C. Ludwig y L. Rysanek), es decir, que cumple 40 años. Tradicionales decorados con grandiosidad, que estoy seguro que alguno de los lectores aficionados habrán tenido ocasión de ver alguna vez por televisión o DVD.

Particularmente espectacular, el salón de recepción del Palacio de Faninal, con las escaleras laterales, que me recuerda más a Hollywood que a Viena. Recuerdo que la primera vez que la vi en el Met (1990 con Carlos Kleiber, Anne Sophie von Otter, Barbara Bonney, Felicity Lott y Pavarotti) fueron aplaudidos los escenarios del primer y segundo acto y ya tenían 20 años… Esta vez no hubo aplausos y es que quizás toca renovarse.

La huella del tiempo

En resumen, producción con proliferación de detalles y acertado movimiento escénico, pero a la que se le nota el paso del tiempo.

Renée Fleming (La Mariscal), a quien no pude ver cuando actuó en el Liceu, pero sí posteriormente en el Met (Traviata, Thaïs y Desdemona), demuestra, esta vez sí, por qué es una de las favoritas del público del teatro: gran presencia escénica y una interpretación cuidadosa, sobre todo en las escenas con Octavian. Su interpretación, que destaca los diferentes sentimientos y emociones del personaje, combinados con el atractivo de su figura y carisma personal, junto a una voz de calidad indudable y dominio de sus recursos, hacen que se pueda calificar su actuación con un notable alto.

Susan Graham (Octavian), a quien también he tenido la oportunidad de ver en diferentes interpretaciones en el Met, me había parecido siempre una mezzo correcta pero no brillante. De hecho, el sábado anterior a la función que comento pude escuchar el segundo y tercer acto de la retransmisión que hizo Radio 2 en directo, y me pareció que, como siempre, cantaba con seguridad pero sin emoción.

Quizá el hecho de ser la última representación le hizo liberarase de la presión y sacó lo mejor de sí misma, que fue mucho. Inmejorable la actuación teatral, con movimientos ágiles y llenos de gracia unidos a un estado de la voz maravilloso. Gran actuación que mereció el reconocimiento del público puesto en pie al finalizar la función, lo que le sorprendió, a juzgar por su expresión.

Krisstin Sigmundsson es un rudo y tosco Ochs, tanto desde el punto de vista artístico como de canto, que de momento no convence en la interpretación de este personaje. Eric Cutler, joven tenor graduado por el programa Lindemann de desarrollo de jóvenes artistas del Met, fue un discreto cantante italiano. Thomas Allen demuestra su experiencia para representar dignamente el papel de Faninal y Christine Schäffer (Sophie), con su actuación, pone de manifiesto que los papeles femeninos están por encima de los masculinos en estas representaciones de la ópera de Strauss.

Edo de Waart dirige a todos ellos, junto al gran número de papeles que intervienen en esta ópera, interpretados por los habituales del teatro, con meticulosidad, matización y eficiencia, extrayendo al tiempo un notable rendimiento de la orquesta. Director, cantantes femeninas, el nivel de los comprimarios, unidos a una escenografía ya vieja pero aún eficiente, y a una magnífica orquesta, son elementos suficientes para disfrutar del libreto original de Hofmannsthal y de la luminosa música de Strauss.

 

Función número 377 en la historia del Met y última de esta temporada. Se estrenó en este teatro en 1913.

Nueva York. Der Rosenkavalier. Metropolitan Opera House de Nueva York.

15 de enero de 2010.