No son tiempos para la lírica, afirman quienes desconocen que la poesía no tiene ni sabe de tiempos. Para quienes ignoran que en la palabra poética el ser humano ha tenido siempre, -ya desde los primeros escritos que la historia registra, ya desde las muestras primeras de tradición oral de las que se tiene noticia-, un lugar común. Un fiel aliado.

En cada entrega rescataremos al hombre (al poeta) y a su obra (el poema) y siguiendo las palabras de Cesare Pavese, exploraremos sin miedos ni prejuicios: «El poeta es sobre todo el descubridor. Leer un nuevo poeta quiere decir aprender a ver el mundo de una manera nueva». Adentremos pues en ese bosque misterioso, balsámico, cómplice y deslumbrante.

De Poesía. Para quienes la leen, la sufren, la viven, la escuchan, la aman, la lloran, la exploran, la escriben, la sienten-la sienten-la sienten… Para aquellos para los que es tabla de salvación a la que aferrarse cuando a lo único que nos queda, o casi, llamamos poesía.