Todo el proceso se llevó a cabo por un equipo de 11 personas, coordinado por la jefa de Conservación del Museo, Teresa Gómez; la jefa del Departamento de Antigüedades Egipcias y Oriente Próximo, M. Carmen Pérez Die, y la conservadora Esther Pons, siguiendo un estricto protocolo para garantizar las mejores condiciones de conservación de las momias durante las cuatro horas en las que permanecieron en el exterior del MAN.

Las momias han sido analizadas con un equipo que permite escanear y generar su representación volumétrica y tridimensional a partir de la adquisición de más de dos mil imágenes transversales de alta resolución. En una primera observación estas imágenes ha mostrado detalles inéditos de su fisonomía, que necesitarán a partir de ahora un análisis minucioso para determinar posibles causas de la muerte, enfermedades, hábitos de vida, etc., y que será llevado a cabo por el doctor Vicente Martínez, jefe del Servicio de Diagnóstico por la Imagen del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.

Tres de estas cuatro momias podrán verse de nuevo en su espacio expositivo habitual, en las salas 18 y 35 del MAN. Los resultados del estudio formarán parte del documental La historia secreta de las momias, coproducido por RTVE y Story Producciones, que viajará al Antiguo Egipto partiendo de la investigación iniciada ayer.

De Egipto a Tenerife

Dos de las momias seleccionadas pertenecen al periodo ptolemaico (332 a. C. – 30 a. C.). La primera de ellas es Nespamedu, sacerdote de Imhotep el Grande, y procede de la necrópolis de Saqqara (Menfis). La momia, que está vendada y no exterioriza ninguna parte de su anatomía, se estima que tenía 55 años en el momento de su muerte. Sobre los vendajes, recubiertos de betún oscuro, lleva un sudario de lino fino y, sobre él, se han colocado cinco plantillas doradas y decoradas con símbolos e inscripciones característicos del mundo funerario egipcio. La radiografías realizadas en la década de 1970 permitieron conocer que padecía artrosis y arteriosclerosis.

La segunda pertenece a una mujer adulta de 65 años aproximadamente. Según el estudio radiológico de los años 70, presenta dolencias propias de su edad como arteriosclerosis, pérdida de piezas dentales, artritis y calcificaciones de cartílagos. Ocupa un sarcófago perteneciente a un personaje llamado Bak. La tercera se ha identificado hasta ahora como una mujer joven, de unos 25 años, que vivió durante el Tercer Periodo Intermedio (845 a. C. – 664 a. C.).

La última momia objeto de esta investigación es el ejemplar guanche mejor conservado que existe en el mundo. Fue hallada en 1776 en el Barranco de Herques, en Tenerife. Es una momia masculina, procedente de las culturas prehispánicas de las islas canarias. Según algunas crónicas, al difunto se le extraían las vísceras y el cerebro y el cuerpo se lavaba y untaba con manteca, hierbas aromáticas y otras materias vegetales y minerales con propiedades secantes para exponerlo al sol hasta adquirir una textura acartonada. Finalmente, el cuerpo se envolvía en pieles de cabra u oveja superpuestas o en tejidos de junco de palma.