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En el centenario de la Dirección General de Bellas Artes

La cultura nos hace más libres, añade sentido a nuestra existencia individual y conforma el núcleo de las señas de identidad de nuestro país, nuestra tarjeta de visita ante el mundo. Un mundo globalizado que, sin embargo, valora lo particular y concreto. Resulta, por tanto, esencial cuidar nuestras marcas diferenciales, pues nos hacen únicos y constituyen una indudable fuente de riqueza.

El patrimonio cultural, en palabras de la UNESCO, es la herencia cultural propia del pasado de una comunidad. Las entidades que identifican y clasifican determinados bienes como relevantes para la cultura de un pueblo, de una región o de toda la humanidad, velan por su salvaguarda y protección para que sean preservados debidamente para las generaciones futuras y puedan ser objeto de estudio y fuente de experiencias emocionales para todos aquellos que los usen, disfruten o visiten.

En este contexto, España es el tercer país del mundo que tiene más bienes reconocidos en la Lista de Patrimonio Mundial y el cuarto en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial.

Una de las más antiguas

La Dirección General de Bellas Artes nació gracias al empeño del conde de Romanones. A pesar de sus escasos recursos iniciales, ha sobrevivido ejemplarmente dando lugar, pasados los años, al Ministerio de Cultura –actualmente Secretaría de Estado de Cultura–.

Hoy la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas es una de las más antiguas de la Administración General del Estado y ha mantenido la mayoría de sus competencias originales, aunque éstas han ido transformándose igual que ha cambiado nuestro país y el mundo en el que vivimos. Tres factores históricos marcan estas transformaciones:

El primero fue el proceso de descentralización política y administrativa que supuso la Constitución de 1978 con la creación de las Comunidades Autónomas y el impulso de los Ayuntamientos democráticos.

En segundo lugar, la revolución digital y los cambios en la sociedad de la información que incorporan nuevas herramientas hasta ahora inéditas para guardar, preservar, investigar y difundir los bienes culturales.

Por último, la internacionalización de la protección. En este sentido, España ha ratificado cinco importantes Convenciones de la UNESCO: Protección de los Bienes Culturales en caso de conflicto Armado (1954), Lucha contra el tráfico ilícito de Bienes Culturales (1970), Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural (2001), Protección del Patrimonio Cultural Subacuático (2001) y Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003). Asimismo, nuestro país, a través de la Dirección General, es miembro fundador de Europeana –el portal europeo de acceso a millones de recursos digitales de archivos, bibliotecas, museos y colecciones audiovisuales– y a través de su equivalente nacional Hispana, contribuye a dar visibilidad a nuestro patrimonio cultural.

Nuevos retos

Nuevos retos que se han incorporado a las competencias actuales de la Dirección General entre las que están la protección, restauración, conservación y salvaguardia del patrimonio histórico, incluido el patrimonio documental y bibliográfico, el patrimonio cultural inmaterial, la gestión de los museos y archivos de titularidad estatal y la promoción de la creación artística.

Para el futuro, y especialmente en este año de celebración, los objetivos siguen siendo múltiples. Quizá uno de los más urgentes sea implicar de un modo más eficaz a la sociedad civil en las tareas de protección y conservación de nuestro patrimonio cultural difundiendo la nueva normativa de promoción del mecenazgo y educando a la infancia y a la juventud en estos valores. Es preciso además, en los próximos meses, consolidar nuestro liderazgo en el ámbito del Patrimonio Mundial de la mano de la UNESCO para poner en valor junto a nuestro patrimonio artístico, monumental, arqueológico y documental, la protección de nuestro patrimonio subacuático y nuestro riquísimo patrimonio inmaterial. Asimismo, resulta prioritario proteger, dentro de las competencias estatales, los museos, los archivos y las bibliotecas públicas como centros vivos que cuidan del pasado y siembran para el futuro.

Rendir homenaje

Esta fecha constituye una ocasión inmejorable para rendir homenaje a las personas que han hecho posible que esta institución sea desde hoy centenaria: Directores Generales de Bellas Artes precedentes, empleados públicos de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas, así como todas las personas e instituciones que a lo largo de este periodo que hoy conmemoramos han contribuido con su esfuerzo y su entusiasmo a proteger, defender y aumentar nuestro patrimonio cultural y documental: artistas, arquitectos, conservadores de museos, restauradores, bibliotecarios, archiveros, administrativos, ordenanzas, vigilantes de museos, empresarios, mecenas y colaboradores de todo tipo.

Hemos heredado una tradición que honra a nuestro país. Somos custodios de valores culturales que nos convierten en protagonistas de la Historia Universal. Nuestro deber como ciudadanos y gestores públicos es conservar esta herencia, ponerla en valor y proyectarla hacia el futuro.

Una tarea apasionante que, en esta fecha tan señalada, invito a compartir.