Es preocupante, añadió, que el debate político esté obviando la que debería de ser su principal inquietud: «Sólo se discute sobre la contención del gasto y nadie parece preguntarse si se ha hecho algo para reformar el sistema financiero global. No, no se ha hecho nada sustancial. Hay que recordar que gobernar significa gobernar el mercado de capitales. Mientras no se acometa su regularización, la amenaza continuará vigente».

Burbuja crediticia

González subrayó que la actual crisis es anterior a la revolución tecnológica, puesto que empezó a gestarse en la década de los 90, cuando la receta económica que comenzó a aplicarse fue «ofrecer créditos fáciles y sin garantías, lo que generó una inmensa burbuja crediticia que fue acompañada de una burbuja especulativa».

El modo de operar del sistema fue el propio de un «casino financiero global, pero un casino sin reglas». El crédito fue una «falsa promesa de bienestar», afirmó antes de recordar lo que él mismo había advertido en el año 2001: «El ahorro es virtual y la deuda, real; así ha sido: el ahorro se ha esfumado y ahora quedan las deudas que hay que pagar».

Desigualdad y desempleo

Felipe González se mostró de acuerdo con el esbozo de los perfiles de la crisis que realiza el Informe sobre la Democracia. Convino en que, efectivamente, es evidente el crecimiento de la desigualdad social que provocan las altas tasas de desempleo; el déficit democrático de las instituciones europeas, que carecen de procedimientos de legitimación; la falta de élites de referencia, no solo políticas, también económicas, institucionales, intelectuales y mediáticas.

No obstante se mostró escéptico sobre la posibilidad de que la solución a la crisis del bipartidismo sea el multipartidismo o la sustitución de la democracia representativa por una democracia directa: «La experiencia dice que un gobierno de coalición múltiple no garantiza una mayor flexibilidad o un mayor control de la acción del gobierno».

Un pronóstico

También aventuró un pronóstico: «Los políticos creen que, en cuanto la curva económica cambie y comience a manifestar síntomas de mejora, los ciudadanos abandonarán sus movilizaciones. No será así, el actual movimiento de resistencia se convertirá en un movimiento reivindicativo, que reclamará la recuperación de las posiciones que han perdido. De esta forma, las exigencias económicas darán paso a las demandas de soluciones para la crisis política e institucional».

El ex presidente concluyó que el «gran drama es que o lo arreglamos con Europa o no se arregla; y lo cierto es que Europa está muy difícil de arreglar».

Bipartidismo letal

Por su parte, el presidente de la Fundación Alternativas, Pere Portabella, apuntó al inicio de sus palabras que el «bipartidismo ha tenido consecuencias letales para la convivencia democrática, de manera que su crisis es una buena noticia».

Portabella defendió que la actual crisis política e institucional exige una reforma de la Constitución y una nueva ley electoral: «Desde el 15-M, los ciudadanos tomaron las plazas y los espacios públicos para participar en el debate sobre los conflictos esenciales que les afectan. Mientras, las formaciones políticas viven encerradas, enclaustradas. Es preciso regenerar la política. El problema no es la democracia. El problema es la calidad de la democracia».

Lleno de eufemismos

Denunció, asimismo, la perversión del lenguaje político, lleno de eufemismos: «Sus discursos carecen de relato, porque no es posible relatar lo que sucede y lo que va a suceder con transparencia».

Frente a la ocultación y la opacidad, Portabella predicó la necesidad de que la democracia recupere sus principales resortes: «Las dictaduras son transparentes: basta saber quién manda y las consecuencias de no mantenernos sumisos. Lo esencial de la democracia es que asume los conflictos, los resuelve en una síntesis que busca consensos en foros abiertos. Esa posibilidad solo la ofrece a medias la Constitución. Es disparatado que una iniciativa legislativa popular necesite medio millón de firmas. Se hace necesario habilitar vías que canalicen el pálpito ciudadano».

La Fundación Alternativas es un laboratorio de ideas español de corte progresista que pretende analizar asuntos de interés para los ciudadanos y servir de cauce de reflexión política, social, económica y cultural. Aunque muchos miembros de su patronato y dirección pertenecen al PSOE, la Fundación no tiene ningún vinculo legal ni organizativo con dicho partido.