“La historiografía española ha considerado acertadamente a Gil-Albert –fallecido en 1994– un ‘poeta isla’, no un poeta aislado –comentó Javier Díez de Revenga, presidente de un jurado del que también forman parte Pilar Palomo, Rosa Navarro Durán, Antonio Sánchez Trigueros y Juan Manuel Díaz de Guereñu– sin grupo, aunque relacionado con todos. Un poeta cuya importancia reclamaba urgentemente un trabajo monográfico como éste. Un estudio científico, sereno y reflexivo, riguroso, exento de hagiografía, capaz de acercar la hondura, las resonancias y la belleza de la obra de un poeta que recorrió el siglo XX”.

El estudio de Valero Gómez demuestra cómo Gil-Albert está en permanente contacto con todas las corrientes del siglo, apunta Pilar Palomo. En ese sentido, Rosa Navarro Durán señala que los poetas del medio siglo, como Gil de Biedma, quienes en un primer momento lo ignoraron, después lo leyeron y acabaron por reconocer su talla y su singularidad. “Brines no se entiende sin Gil-Albert –continúa–. Al igual que sucede con Cernuda, es clave para comprender lo anterior y lo que llega. Se percibe su huella en Siles, en Brines, en Carnero. Es una voz mediterránea”.

El fallo del premio, convocado por la Fundación Gerardo Diego en colaboración con la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento de Santander, y que conlleva la publicación de la obra en Pre-Textos, se ha dado a conocer en la Residencia de Estudiantes de Madrid, con la asistencia de Alicia Gómez-Navarro, su directora; Elena Diego, hija del poeta y presidenta de la Fundación, y de Juan Cuesta Diego, nieto de Gerardo Diego.

Los autores

Juan Gil-Albert (Alcoy, 1904 – Valencia, 1994), poeta y ensayista objeto de la investigación premiada, fue fundador de la revista Hora de España y participó en la organización del II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas. Tras la Guerra Civil se exilió en México, donde fue secretario de la revista Taller, que dirigía Octavio Paz, y en Argentina, donde conoció a Jorge Luis Borges. Tras regresar a España en 1947 vivió alejado de los círculos culturales del franquismo. En 1972, la publicación de Fuentes de la constancia rescató su trabajo para la crítica; en 1974, Crónica general descubrió su nombre al público. Es también reseñable el profundo impacto de la publicación de Heracles: Sobre una manera de ser en 1975.

El firmante de la obra, Manuel Valero Gómez (Alicante, 1986), es doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Granada y licenciado en Ciencias de la Información. Su labor investigadora se centra en la literatura contemporánea, principalmente en Juan Gil-Albert (su libro Juan Gil-Albert, la posesión del ser sin exigencias ha sido finalista en los premios de la Crítica Literaria Valenciana) y de los poetas alicantinos contemporáneos, de quienes ha editado una antología.

Como poeta, su último libro es Noche entreabierta, III Premio de Poesía Joven La Manzana Poética.

Razones y premiados

El Premio Gerardo Diego, referente en el ámbito internacional del hispanismo, persigue distinguir el trabajo ensayístico y de investigación sobre la poesía española del siglo XX, la que fue la pasión más intensa y fiel de Gerardo Diego.

Los 15 libros hasta ahora publicados componen un conjunto muy variado: las Vanguardias del 27, el exilio, Francisco Brines, Claudio Rodríguez, Ángel Crespo, Pere Gimferrer, el propio Gerardo Diego, María Zambrano, Luis Cernuda, Val del Omar, García Lorca, Emilio Prados, Diego Jesús Jiménez y, entre otros, Jenaro Talens.

Las últimas obras premiadas han sido La mirada de Orfeo (sobre la poesía de Jenaro Talens), de Juan Carlos Fernández Serrato (2015); García Lorca y Val del Omar, de Rafael Llano Sánchez (2014); Gerardo Diego y la música de su tiempo, de Ramón Sánchez Ochoa (2013); y Los años americanos de Luis Cernuda 1947-1963, de José Teruel (2012).

La Fundación Gerardo Diego conserva los libros, revistas, partituras y catálogos, además de correspondencia, que Gerardo Diego (Santander, 1896 – Madrid, 1987) reunió a lo largo de su vida. Memoria de la actividad intelectual del poeta, de sus viajes, de sus múltiples intereses, de sus relaciones con escritores, artistas e intelectuales del momento, movimientos y círculos literarios nacionales e internacionales, la biblioteca de Gerardo Diego se convierte en archivo intelectual del periodo.