En la manera de trabajar de Bevan hay un contraste entre la tradición de mezclar los pigmentos, a la manera de los antiguos, y la modernidad con que se enfrenta a su obra: pinta en el suelo, de rodillas, rodeando y ponderando un lienzo sin bastidor… Trabaja con cierta economía de pigmentos, aplicados en estado puro y mezclados por él mismo en un médium acrílico. Los aplica con toda su carga física y afectiva: rojo, naranja, azul, blanco… Y el negro del carboncillo.

Pigmentos tan enérgicos como su gesto amplio, de pintor que implica no solo su mente, sino todo su cuerpo en la obra. Ya desde sus días de estudiante en el Bradford School of Art –estudios completados luego en el Goldsmith’s College de Londres y el Slade School of Fine Art– la impronta física del dibujo gestual era una constante reconocible de Tony Bevan. En el proceso de trabajar con carboncillo hay algo táctil, arcaico y esencial.

Estados psicológicos

Su obra expresa estados psicológicos. La exposición reúne los temas fundamentales a través de los cuales Bevan expresa un existencialismo reflexivo: cabezas, espacios mentales y objetos aglutinados en la superficie de una mesa. Por otro lado, se presenta una serie inédita de autorretratos, inspirada en los bustos del escultor alemán Franz Xavier Messerschmidt. En su proceso creativo todo está relacionado, pero para entenderlo mejor, son tres sus temas fundamentales: el autorretrato, el espacio y objetos sobre una mesa.

Tony Bevan vive y trabaja en Londres. Ha participado en las bienales de Sidney y Venecia, y su obra se encuentra en colecciones públicas como las londinenses National Portrait Gallery, Tate Gallery (Tate Modern), el British Museum, el MoMA de Nueva York, el Museo Israelí de Jerusalén o el IVAM de Valencia, entre otros. Una próxima gran exposición itinerante se programa para 2010, dando comienzo en el museo de Leeds para viajar luego a varios museos europeos.

Madrid. Tony Bevan. Galería Michel Soskine Inc.

Del 5 de noviembre al 16 de diciembre de 2009.