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Alicia Alonso, la eterna Giselle

«Ella es una luz que se mueve. Ella es leve, ondulosa, casi traslúcida. Guarda siempre los ojos bajos para que no le interfieran la danza; las manos se le funden en la música, los pies en el aire, el ruedo del vestido en una nube imaginaria… No hay color en ella, no hay gesto ni contornos, apenas una sonrisa tan imperceptible como la de Gioconda». Así es Alicia Alonso-Giselle puesta en versos por la poeta Dulce María Loynaz.

La fusión

Esos mismos versos que tan bien la describen se han recordado en la presentación de Alicia Alonso o la eternidad de Giselle (Ediciones Cumbres). Los presentes, la mayoría estudiantes de danza, esperaban que Alonso acudiera, recordara ese momento y tantos otros sobre el escenario con este célebre rol, pero finalmente no ha podido asistir debido a un leve problema de salud.

La verdad es que se hace imposible hablar hoy de Alicia Alonso sin referirse a Giselle, ese personaje con el que se ha fundido a lo largo de su vida con mucho más que con pliés, semipliés, piruetas y degagés. Son muchos los que coinciden en señalar, Alberto Soria entre ellos, que ninguna de las Giselles que ha interpretado Alonso podía compararse con la anterior. «Ella ha sido todas esas Giselles y cada una traía un mensaje. Será la enterna Giselle de todos los tiempos».

La propia bailarina confesaba hace ya unos cuantos años en una entrevista televisada «no haber bailado exactamente igual dos funciones en mi vida» porque, razonaba, «nunca hay que tratar de imitarse a uno mismo. Se trata de sentir y creerse el momento».

Una vida de superación

Para la escritora del libro, Mayda Bustamante, quien trabajó durante 17 años con Alicia Alonso, ella es «un fenómeno sólo comparable humanamente con Beethoven, que fue capaz de componer con dificultades, que precisamente, le impedían escuchar; o con Degas, que pintaba cuando ya no podía gozar del sentido de la vista. Alicia Alonso, que ha padecido una inmerecida limitación visual desde muy joven, acrecentada con los años, ha bailado con esa dificultad a un nivel de máxima excelencia, y pertenece por derecho propio a ese reducido universo en que caben muy pocos nombres».

Además de bailarina, Alonso ha brillado a lo largo de todo su vida como coreógrafa y como creadora de un prestigioso ballet que aún hoy dirige. Por ello, Bustamante ha afirmado que «no existe otra figura de la danza, que en su nivel excepcional, y en sus circunstancias, haya podido abarcar tantas disciplinas y más aún, con su proyección y transcendencia».

El libro contiene opiniones de algunos de sus contemporáneos, como Alejo Carpentier, Maurice Béjart o Anton Dolin, entre otros. Contiene además el capítulo dedicado a Giselle del libro The Story of a Ballerina, de la escritora Beatrice Siegel, y un compendio de las críticas que Alonso recibió desde 1943 hasta 1984. El prólogo es del crítico italiano Alfio Agostini.


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Alicia Alonso o la eternidad de Giselle
Mayda Bustamante
Ediciones Cumbres