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Casa del Labrador, joya del neoclasicismo

La Casa del Labrador fue construida por orden del rey Carlos IV, quien encargó al arquitecto Juan de Villanueva, a finales del siglo XVIII, la edificación de un pequeño palacio de ocio y recreo. Aunque en un principio se pensó como una casa rústica, en 1798 el rey decidió transformarlo en un lujoso palacete. Para ello, el monarca supervisó personalmente la decoración interior, contratando a los mejores artistas y decoradores de la época.

El palacio es una joya del neoclasicismo, cuyo sobrio y elegante exterior contrasta con la suntuosidad y el lujo de cada una de las estancias interiores.

El Poder de la Monarquía

El edificio, de planta rectangular cuenta con dos alas laterales, entre las que se extiende un patio de honor, ornamentado con veinte bustos de emperadores romanos. Carlos IV supervisó siempre la ornamentación interior, contratando a los mejores artistas de la época, como el ebanista José López, el maestro ensamblador Manuel de Monjas, el dorado José Cherou, el broncista Domingo de Urquiza o pintores como Luis Japelli, que decoraron techos, frisos, alféizares e incluso muebles, puertas y ventanas. También tomaron parte las Reales Fábricas y Talleres y artistas procedentes de París, como el decorador francés Jean-Démosthène Dugourc.

En el cuerpo central del edificio se dispuso un gran salón, lugar de recepción y ceremonias, así como dos escaleras monumentales. Desde el vestíbulo de entrada, la Gran Escalera conduce al piso principal, donde se encuentra la mesa de billar del ebanista Pablo Palencia, que comunica con la galería de las estatuas. Las pinturas, el mobiliario, las estatuas, péndulos y relojes, conforman un repertorio inspirado en la Antigüedad y el Renacimiento, como puede comprobarse con la ornamentación de “Verdures du Vatican”, inspirada en las Logias de Rafael.

Una de las salas más representativas de este estilo es el Gabinete de Platino. Dicho gusto neoclásico se combina con la tradición barroca de los grandes decorados en los techos, como los que realizó Tiepolo en Madrid. Un ejemplo de ello es la Sala de Compañía, destinada a recibir a los altos dignatarios, con su amplia bóveda pintada por Mariano Salvador Maella y Zacarías Velázquez. En el Salón Grande o Salón de Baile domina una alegoría político-mitológica pintada por Maella, titulada El Poder de la Monarquía española en las cuatro partes del mundo.

 

La Casa se construyó a orillas del Tajo. Desde el principio, el edificio ha sufrido la inestabilidad del terreno e inundaciones periódicas. Patrimonio Nacional comenzó a monitorizar las fisuras y grietas para controlar la situación, pero la borrasca Filomena, en enero de 2021, agravó aún más los daños y obligó al cierre del palacete para su restauración de emergencia.

Las obras comenzaron en febrero de 2021, con una compleja tarea de consolidación estructural, que incluyó la instalación de 536 micropilotes de hormigón, el refuerzo de los forjados, el cosido de grietas y la renovación de más de 1.000 metros cuadrados de cubierta de pizarra. También se restauró la fachada, para devolverle su aspecto original del siglo XIX.

La restauración arquitectónica se ha complementado con una intervención minuciosa en las decoraciones artísticas del palacete. Las pinturas murales de Mariano Salvador Maella y Zacarías González Velázquez, así como las colgaduras textiles, los solados y la carpintería original, han sido cuidadosamente restauradas. Además, se ha procedido a la restauración de las pinturas al temple sobre tela de la planta baja, realizadas a principios del siglo XIX por Juan de Mata Duque, Luis Japelli y Fernando Brambila. La recuperación total de estas pinturas murales continuará hasta finales de 2026.

La restauración no solo ha abarcado aspectos estructurales y artísticos, sino también la adecuación de la Casa del Labrador para la recepción de visitantes. Se han mejorado los accesos, la accesibilidad y las instalaciones del edificio.


El público ya puede disfrutar de la renovada Casa del Labrador los viernes, sábados, domingos y festivos, en visitas guiadas de unos 50 minutos de duración, en grupos reducidos de 12 personas. Durante el primer mes de apertura, la visita tendrá un precio especial de 5 euros. Las entradas están ya disponibles a través de la página web de Patrimonio Nacional [1].