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Cerámicas talaveranas, Patrimonio de la Humanidad

Las dos manifestaciones culturales españolas forman parte de una candidatura internacional presentada por España y México bajo la denominación Procesos de fabricación de las Talaveras artesanales de Puebla  y Tlaxcala (México) y Cerámica de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo [1]. La propuesta incluye la tradición ceramista de las comunidades mexicanas, de origen prehispánico, que alcanzó un gran desarrollo a partir del siglo XVI con la tecnología y los materiales introducidos por los españoles.

La decisión ha sido adoptada en el XIV Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco reunido en Bogotá. El ministro de Cultura, José Guirao, ha señalado la trascendencia de esta declaración porque “por primera vez, la Lista de la Unesco reconoce explícitamente el fuerte vínculo cultural que une a América Latina con España y contribuye a impulsar la cooperación internacional entre las naciones de habla hispana en torno al Patrimonio Cultural Inmaterial”.

“Cuando se habla de cerámica de España la mayoría tenemos como referencia la de Talavera, de gran estética y calidad, conocida y reconocida. Esperamos que con esta declaración se refuerce su conocimiento a nivel mundial”, ha dicho Guirao.

Desde el siglo XVI

La producción de cerámica en Talavera y Puente del Arzobispo es una tradición artesanal que pervive desde hace cinco siglos y mantiene activos todavía hoy más de cuarenta talleres. El éxito de la loza talaverana se extendió por toda la península ibérica y llegó a México en el siglo XVI.

La evolución de las técnicas y el desarrollo diferenciado de la producción de esta cerámica en ambos países no ha impedido que el proceso de elaboración, esmaltado y decorado conserve el mismo patrón que en sus orígenes. Cada taller mantiene su propia identidad, plasmada en el desarrollo de las formas, decoraciones, coloridos y barnices, que da lugar a piezas únicas.

Los conocimientos y técnicas relacionados con este elemento del patrimonio cultural vivo abarcan la preparación de la arcilla, su modelación con un torno o un molde, la ornamentación de la pieza modelada, la preparación de los pigmentos y el esmalte, y la cocción en el horno. En su mayoría, los depositarios de los conocimientos relativos a esta fabricación artesanal son maestros alfareros y ceramistas que han transmitido sus competencias a las jóvenes generaciones, ya sea en sus talleres o en el seno de sus familias.

Los artesanos se han convertido en depositarios de estas artes y técnicas inmateriales, haciéndose responsables de su preservación y de su transmisión a la siguiente generación. En el caso de España han sido los propios artesanos, agrupados en la asociación “Tierras de Cerámica”, quienes impulsaron la candidatura ahora aprobada.

Cuarto país en la lista y primero en buenas prácticas

Con esta inscripción, España suma ya 16 manifestaciones culturales declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y se consolida como el cuarto país con mayor presencia en la Lista de la Unesco, desde que en 2008 se incluyeran el Misterio de Elche y la Patum de Berga.

España es también el país con más ejemplos incluidos en el ‘Registro de buenas prácticas de salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial’, un instrumento que reconoce las experiencias notables en programas, proyectos y actividades de salvaguarda de patrimonio cultural inmaterial para poder transmitirlas a otros países.

España suma, además, 48 sitios declarados Patrimonio Mundial, lo que le convierte en la tercera nación con más bienes declarados. [2]