Nacido en Valladolid, Valdivieso forjó una brillante carrera académica que lo llevó a impartir clases en las universidades de Valladolid y La Laguna (Tenerife) antes de asentarse en Sevilla en 1976 a la edad de 33 años. Desde entonces, su vocación lo consagró como un formador de decenas de generaciones de historiadores del arte. Catedrático desde 1983 –y catedrático emérito desde 2013–, su influencia en la Universidad de Sevilla y en el ámbito internacional es incuestionable, habiéndose ganado el reconocimiento de la ciudad, que le otorgó su Medalla de Oro en 2017.
La producción investigadora de Valdivieso constituye un legado imprescindible para comprender la evolución del arte en Sevilla. Sus obras monumentales, como Historia de la pintura sevillana [1] y Pintura barroca sevillana (publicadas por Ediciones Guadalquivir), han marcado un antes y un después en el estudio de la historia pictórica de la ciudad.
Su especialización en la obra de Bartolomé Esteban Murillo, reflejada en el fundamental Catálogo Razonado (Ediciones El Viso, 2010) [2], lo consolidó como el mayor experto en este pintor, mientras que sus estudios sobre Juan Valdés Leal –además de sus monografías y colaboraciones en obras como Vanidades y desengaños de la pintura española del siglo de oro y Recuperación visual del patrimonio perdido: Conjuntos desaparecidos de la pintura sevillana de los Siglos de Oro [3]– aportaron claves esenciales para la interpretación del Siglo de Oro.
Recientemente, en la Academia Sevillana de Buenas Letras, de la que era miembro desde 1996, presentó la reedición de su libro Pedro de Campaña. Un pintor flamenco en la Sevilla del Renacimiento [4], consolidando así uno de sus hitos como investigador.
La pasión de Valdivieso por el patrimonio histórico-artístico de Sevilla trascendió la labor académica. Su compromiso se manifestó en la defensa activa de monumentos y obras que constituyen la identidad cultural de la ciudad. Fue determinante en la salvación y restauración del magnífico retablo de la iglesia de Santa Ana, en Triana, obra cumbre del Renacimiento español, y dedicó esfuerzos incesantes a recuperar, incluso de forma virtual, las numerosas pinturas expoliadas durante la invasión napoleónica. Su defensa del patrimonio se extendió también a la ayuda a los conventos de clausura y a la reivindicación del amplio legado artístico que Sevilla perdió en el transcurso de la historia.
En el aula, el catedrático cautivó a sus alumnos con su inconfundible acento castellano, su retórica de otros tiempos y su pasión por el detalle en cada obra, analizando con esmero la composición, el color y el dibujo. Recordado como un profesor excepcional y un investigador incansable, su legado perdurará en las generaciones de estudiosos que tuvo el privilegio de formar, así como en su vasta obra escrita, que seguirá siendo faro para el conocimiento de la Historia del Arte.
La Universidad de Sevilla y toda la comunidad cultural han lamentado profundamente la irreparable pérdida de un hombre que fue símbolo de compromiso con la ciencia, la memoria y el patrimonio de la ciudad. Enrique Valdivieso deja una huella imborrable en la historia y en el corazón de Sevilla, al igual que en el de todos quienes compartieron su pasión por el arte. Descanse en paz.