Documentado y justiciero, Un hombre libre se adentra en la realidad de Gómez Arcos, el escritor exiliado que alcanzó gran éxito en la literatura francesa en los años 70, mientras su nombre permanecía en la sombra en su país de origen. Pese a todo, él siempre se declaró enamorado de España: «Considero que todo escritor –así lo manifestó– debe ser testigo y memoria de la humanidad y, por lo tanto, creo que tengo el derecho y el deber de participar en la memoria de mi pueblo. Francia me ha acogido como escritor y mis novelas han conseguido llegar a los lectores franceses, lo que para mí es un honor, pero eso no quita que me sienta orgulloso de ser español. Creo que España es la cuna de la cultura occidental, aunque nuestra enorme riqueza cultural no esté suficientemente valorada en el mundo. Por eso, en mi obra, intento mostrar la España eterna: a mi juicio, el Quijote o a Celestina no son personajes del pasado, sino del futuro».
Como destaca el documental, a través de la obra de un autor que desafió los silencios oficialmente impuestos, se dio voz a las víctimas, disidentes y marginados por el régimen y se mantuvo viva la lucha por la memoria de los vencidos.
La película reúne entrevistas a figuras del panorama cultural, como Pedro Almodóvar, Paco Bezerra, Pilar Borrás, Alberto Conejero, Antonio Duque, Adoración Elvira, Oliver Gabet, Miguel Galanda, Miguel Lázaro, Antonio Maestre, Fernando Olmeda, Marisa Paredes, Bob Pop, Octavio Salazar, Jacques Vimard, Nicole Vimard o Eric Vuillard, quienes aportan su visión sobre la figura de quien, unánimemente, califican como «un hombre adelantado a su tiempo».
Laura Hojman atesora una sólida trayectoria en el cine documental, habiendo dirigido Tierras solares, Antonio Machado. Los días azules y A las mujeres de España. María Lejárraga. A través de su cuarto largometraje, además de rescatar la figura de un escritor «al que tenemos la obligación de recuperar», reflexiona sobre la historia reciente de España y el papel de la cultura como herramienta para desafiar los relatos oficiales.
«La primera vez que leí una obra de Agustín Gómez Arcos tuve la sensación de no haber leído nunca algo así. Su palabra torrencial, encendida, profundamente libre y al mismo tiempo lírica y bella, me habló de un país que todavía desconocemos. Aquello me llevó a reflexionar sobre el papel del arte y la cultura en la construcción de la memoria colectiva», explica la realizadora. «No solo fue un escritor de un talento desbordante, sino un hombre que utilizó su obra para desafiar los silencios impuestos por el franquismo. En sus obras dio voz a las víctimas, a los disidentes, a los homosexuales, a las mujeres, a aquellos que quedaban en los márgenes y que no encajaban en la norma impuesta. Así los hizo sobrevivir, dándoles un relato».
Para Hojman, «el exilio al que se vieron arrojados tantos artistas, escritores e intelectuales, que representaban la mayor riqueza cultural de España, no solo afectó individualmente a quienes lo sufrieron, sino a la propia narrativa del país. ¿Qué sucede cuando un país se empeña en olvidar a aquellos que lo representan de manera más auténtica? ¿Qué ocurre cuando una parte de las experiencias, de las voces, de las miradas que han de construirnos son excluidas y borradas como si nunca hubiesen existido? ¿Cómo afecta esta pérdida a nuestra identidad colectiva? Estas son algunas de las preguntas que me hice cuando comenzamos a escribir el guion. A través de la recuperación de la figura de Gómez Arcos, quise reflexionar sobre el propio sentido de la narración y sobre esa idea de España que permanece en nuestra memoria, porque, como país, como sociedad, también somos todo aquello que no decimos, eso de lo que no hablamos. Y entonces, narrar se convierte en un acto de rebeldía. Para mí, el más bello y esperanzador de todos».
Un hombre libre invita a acercarse al autor. Sus obras, por las que el tiempo no ha pasado, abordan temas de evidente actualidad. Su legado invita a reflexionar sobre la identidad, la democracia y la historia reciente de nuestro país a través de los silencios, de los relatos perdidos y del crucial papel de la cultura y la memoria. Estamos ante un necesario ejercicio para restañar una herida que, en parte, aún sigue abierta.
Estrenado en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, donde fue premiado, también ha sido reconocido en el Festival de Huelva, en el Internacional de Almería (FICAL), en la Semana del Cine de Córdoba y en el Lesgaicinemad de Madrid, donde logró el premio del público al mejor documental.
Vida y obra

Nacido el 15 de enero de 1933 en Enix, localidad del Poniente Almeriense que contaba por entonces con algo más de un millar de habitantes, Agustín Gómez Arcos fue el menor de siete hermanos de una familia republicana que pasó no pocos apuros durante y en los años posteriores a la Guerra Civil.
Desde muy pequeño, en la literatura encontró un refugio para evadirse de la triste realidad cotidiana de su entorno. Tras concluir el bachillerato en Almería, en 1953 se trasladó a Barcelona para estudiar Derecho, aunque ya tenía muy claro que su destino era ser escritor. Comenzó a colaborar en la revista Poesía Española, publicó el poemario Ocasión del paganismo y logró el Premio Nacional de Narración Breve con El último Cristo, mientras se integraba muy activamente en el grupo de teatro de la universidad.
Tras abandonar los estudios en el tercer año de carrera, se trasladó a Madrid con el objetivo de dedicarse de lleno al teatro, ámbito en el que trabajó como actor, director de escena y traductor. Compartiendo las comprometidas posiciones de autores como Alfonso Sastre, Gómez Arcos muy pronto llamó la atención como dramaturgo. Escribió quince obras, de las que solo tres llegaron a estrenarse: Elecciones generales (basada en Las almas muertas de Gógol y premiada en el Primer Festival de Teatro Nuevo en 1960), Diálogos de la herejía, finalista del Calderón de la Barca y Premio Nacional Lope de Vega en 1962, aunque prohibida hasta su estreno, en versión censurada, en 1964, y Los gatos (1965), finalista del Premio Nacional de Literatura Dramática.
La censura prohibió la representación del resto de sus obras, del mismo modo que le fue arrebatado en dos ocasiones, tras haber sido otorgado por el jurado, el Nacional Lope de Vega (Diálogos de la herejía y Queridos míos), siendo incluso obligado a devolver el monto económico correspondiente.
Acosado por un régimen que no le daba respiro, y con la representación de sus obras sistemáticamente prohibida, decidió exiliarse, primero en Londres y solo un mes después del Mayo francés en París, donde encontró, ya para siempre, la atmósfera abierta a la innovación creativa en la que desarrollar su obra.
En ese clima, en el que el teatro era un medio esencial de agitación política, social y cultural, Gómez Arcos, que a ratos tuvo que ganarse la vida como camarero, se impregnó de los montajes de Beckett, Ionesco, Anouilh o Jean Genet y comenzó su carrera parisina como dramaturgo, director y actor, representando lo que escribía, aún en castellano, en los café-teatro del Barrio Latino.
Fue en 1973 cuando comenzó a escribir en francés. Tras unos meses de residencia en Atenas, regresó a París con El cordero carnívoro bajo el brazo, una novela con la que ganó en 1975 el Premio Hermès. Desde ese momento, cada nueva publicación constituyó un éxito. En 1976 vio la luz Maria República y, en 1977, Ana no, novela que cerraba la Trilogía de la Posguerra, galardonada con el Premio Thyde Monnier y el Roland Dorgelès. En los años siguientes y hasta 1995 publicó 14 novelas que lo encumbraron como un autor de referencia. Seis veces finalista del Goncourt, por su obra, integrada en el programa educativo de los liceos franceses, fue condecorado en 1985 como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia y 10 años después nuevamente reconocido con el grado de Oficial.
Restablecida la democracia, regresó a España, donde pasó temporadas y asistió, a partir de 1991, a la representación de algunas de sus obras teatrales. Agustín Gómez Arcos murió en París, como consecuencia de complicaciones derivadas del sida, el 20 de marzo de 1998. Respetando su deseo, está enterrado en el cementerio de Montmartre.
Un aspecto clave del legado de Gómez Arcos es la recuperación de su obra en España, un proceso que comenzó en 2006, cuando la editorial Cabaret Voltaire empezó a traducir y publicar sus novelas.
Un hombre libre
Dirección: Laura Hojman. Guion: L. Hojman, María D. Valderrama. Entrevistados: Pedro Almodóvar, Paco Bezerra, Pilar Borrás, Alberto Conejero, Antonio Duque, Adoración Elvira, Oliver Gabet, Miguel Galanda, Miguel Lázaro, Antonio Maestre, Fernando Olmeda, Marisa Paredes, Bob Pop, Octavio Salazar, Jacques Vimard, Nicole Vimard, Eric Vuillard. Fotografía: Jesús Perujo. Música: Novia Pagana. Montaje: Mer Cantero. Documental España / 2024 / 88 minutos. Distribución: Surtsey Films