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La muerte acecha ‘Bajo la arena’

A menudo las guerras no concluyen cuando se firman los tratados de paz. Lo que cuenta Bajo la arena, recogiendo hechos históricos sucedidos entre mayo y octubre de 1945, es un claro ejemplo. Todo comenzó por un mal cálculo: la creencia del ejército nazi de que el desembarco aliado iba a tener como escenario la costa occidental de Dinamarca. Ese error llevó a que los alemanes, que ocupaban aquella parte de Europa desde abril de 1940, sembrasen con más de millón y medio de minas las playas danesas.

Tras la rendición, un grupo de jóvenes prisioneros alemanes, entre los que se contaban algunos que apenas acababan de salir de la infancia, fueron conducidos por militares daneses y británicos a la costa lindante con el Mar del Norte y obligados, sin ningún tipo de formación ni experiencia, a desactivar y retirar aquellas trampas mortales.

Martin Zandvliet hace de la tensión y el miedo hilos conductores de una película muy lograda que saca a la luz este oscuro episodio de posguerra prácticamente desconocido hasta ahora.

Jóvenes aterrorizados

Obligar a los prisioneros de guerra a desactivar aquellos artefactos supuso una violación de la Convención de Ginebra, aunque en su momento y desde fuentes oficiales los mandos responsables de la operación argumentaron que el personal enemigo se había ofrecido voluntariamente buscando reducir sus condenas, algo que se ha demostrado incierto.

Al frente de los aterrorizados jóvenes figuraba el sargento danés Carlo Leopold Rasmussen, que, como le sucedía a muchos de sus compatriotas tras haber sufrido cinco años de férrea ocupación, almacenaba un profundo odio hacia los alemanes. Esa ira le llevó en principio a maltratar a los prisioneros, hasta que la convivencia llena de trágicos incidentes le hizo cambiar su visión de los enemigos, aunque para muchos de ellos ya fuera tarde.

Los datos reales estiman que en torno a 2.600 prisioneros, que en su mayor parte procedían de la Volkssturm -una milicia creada por Hitler a la desesperada al final de la guerra e integrada por jóvenes, incluso niños de 13 años-, participaron en esta arriesgada operación. Sin la formación ni el equipo adecuado y presas del terror, más de la mitad murieron o resultaron gravemente heridos.

Veracidad casi hiriente

Los actores, todos muy jóvenes y en su mayor parte debutantes ante la cámara, dotan cada plano de un veracidad casi hiriente, como lo logra también la excelente fotografía firmada por Camilla Hjelm, esposa del realizador.

«No sé por qué esta historia ha estado escondida. Creo que los cineastas tenemos también la responsabilidad de hablar de estos inquietantes asuntos. Si en lugar de ocultarlos, los difundimos, tenemos la posibilidad de aprender del pasado y evitar que se repitan».

En su tercer largo, Martin Zandvliet logra una sólida denuncia de la barbarie que fue nominada al Óscar a la mejor película de habla no inglesa y obtuvo, entre otros, los galardones a la mejor fotografía, vestuario y maquillaje en los Premios del Cine Europeo y el Premio del Público en el Festival de Gijón.

La sobriedad preside este desasosegante retrato de un episodio que avergüenza y que vuelve a poner de manifiesto que a menudo en las guerras también los vencedores pierden.

Land of mine Bajo la arena [1]Land of mine (Bajo la arena) [2]
Dirección y guion: Martin Zandvliet
Intérpretes: Roland Moller, Louis Hoffmann, Joel Basman, Mikkel Boe Folsgaard
Fotografía: Camilla Hjelm Knudsen
Música: Sune Martin
Dinamarca, Alemania / 2015 / 101 minutos