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La noche en vela (por Juego de Tronos)

Casi una década rozando esa delgada línea que separa la realidad y la ficción, recorriendo mundos fantásticos e historias truculentas, sangrientas, complejas y, a veces incomprensibles, en esa búsqueda del poder a toda costa. Del Trono de Hierro. Saltando por encima de tus enemigos, de tus propios aliados, abrazándote a tu estirpe, si la tienes, u olvidando tus raíces cuando no te conducen hacia el poder.

En Madrid, esta experiencia se vivió en directo, a las 03.00 hora española, en los cines Capitol de la Gran Vía. La proyección la organizaba la propia HBO, que hace apenas tres años presentaba su plataforma en nuestro país coincidiendo con el estreno de una nueva temporada de su buque insignia.

Helado gratis, un tentempié, animadores con dudosa capacidad para mantener despierto al público, un par de charlas de expertos sobre el escenario para adormecer aún más (si cabe) a los atrevidos o fanáticos, -¿quién sabe cómo llamarnos?-, que llegamos a las 21.00 h y no nos sentamos hasta (exactamente) las 3.00 h para ver ese primer segundo de una despedida que podríamos decir épica.

La guinda del pastel la puso un resumen de cada temporada para refrescar la memoria y ponernos en posición de salida. Todo estaba listo. Con puntualidad británica las luces se apagaron y la velada comenzó con una introducción tan alucinante que hizo temblar a la sala. Aplauso. El sueño había desaparecido sin dejar rastro.

Es así como surge la leyenda que ayuda a mantener al fanático despierto, sintiendo que formas parte de algo único de lo que todo el mundo va a hablar al día siguiente. Te sientes un privilegiado en vez de lo que eres realmente, un pardillo impaciente y con mucho sueño.

Los que no consiguieron invitación para tan exclusiva proyección o prefirieron quedarse en casa pudieron leer algún artículo de consolación al día siguiente, -café en mano-, a lo resaca postgala de los Óscar, y seguro que se tragaron sin querer algún spoiler de algún periodista descuidado. ‘No pasa nada’, seguro que pensaron. ‘Al salir de la oficina volveré corriendo a casa y pondré palabras a las elucubraciones y protagonistas a los comentarios que han estado rondando de boca en boca por medio mundo’.

Es así como una saga como Juego de Tronos trasciende su propia historia y a sus cifras estratosféricas: 40 estudios de efectos especiales en 13 países, 15.000 litros de sangre artificial, 20.907 velas, 25.000 millas de soga, 20.000.000 tornillos… Y hablando de éxito, 132 nominaciones a los Emmy de las que ha ganado 47.

Dicen que el ser humano no puede vivir sin oxígeno, agua y una buena dosis de sueño. Así que puede que el termómetro del éxito de una serie sea si una persona está dispuesta a renunciar a alguna de estas tres cosas con tal de no perderse la premiere de su serie preferida.

Por tanto, y bajo esta misma teoría, puede que mi primera noche en vela por un estreno sea la prueba definitiva del éxito irrefutable de Juego de Tronos. Un cuento fantástico que pronto llegará a su fin.