Los colores del tiempo: ¡cuánto le debemos al pasado!

Con un guion soberbiamente ensamblado por el propio Klapisch y Léa Mothet que mezcla dos períodos marcados por eclosiones artísticas e insospechados avances tecnológicos, la historia nos sitúa en el París de hoy. Allí, en este 2025, una treintena de personas de una misma familia se enteran de que van a heredar una casa abandonada desde hace años. Por decisión mancomunada, cuatro de ellos se encargan de hacer el inventario. Al hacerlo irán descubriendo fotos y objetos; tesoros escondidos entre aquellas paredes desde hace mucho, mucho tiempo.

Cada vez más sorprendidos e implicados se encontrarán siguiendo las huellas de una misteriosa antepasada, Adèle, una mujer que abandonó su Normandía natal a los 20 años. Adèle llega a París en 1895, en un momento en que la ciudad se encuentra en plena revolución industrial y cultural. Para los cuatro familiares, este viaje introspectivo por su genealogía los llevará a descubrir aquel tiempo tan especial de finales del siglo XIX, cuando se inventó la fotografía y nació el impresionismo. Este cara a cara entre las dos épocas, 2025 y 1895, les hará cuestionar su presente y sus ideales y les revelará el entrañable peso y el profundo significado de los colores del tiempo.

Cédric Klapisch (Neuilly-sur-Seine, Francia, 1961), que ha dejado su personal forma de enfocar el cine en títulos como Una casa de locos, Nueva vida en Nueva York o Un paso adelante o la serie Ensalada griega, afirma que Los colores del tiempo «es una película que trata frontalmente sobre la importancia del pasado. Como dice uno de los personajes al final del filme: ‘Siempre miraba hacia delante y ahora… me ha sentado bien mirar atrás’. No se puede continuar si no se mira al pasado. Creo firmemente que todo creador debería adentrarse y conocer los legados artísticos de los que viene; aquellos de los que bebe lo que actualmente hace. En ese sentido, un buen pintor debe conocer la historia de la pintura, del mismo modo que deberían hacer los directores de cine».

En la línea coral propia de su cinematografía, en la que el protagonismo se diluye entre varios, o muchos, personajes, Los colores del tiempo cuenta con la convincente participación de Suzanne Lindon, Abraham Wapler, Julia Piaton, Vincent Macaigne, Zinedine Soualem, Paul Kircher, Vassili Scheinder , Sara Giraudeau y Cécile de France. Esta multiplicidad, comenta el director, «hace posible que la película hable del colorismo en un sentido cromático, pero también proponga una apuesta simbólica hacia una visión colorida de la vida abierta a múltiples matices».

Una propuesta que deja claro que siempre conviene mirar atrás para seguir avanzando hacia adelante.