El suicidio, quizá el hobby más injusto (por aquello de que, si te gusta, no puedes repetirlo). Tema central de tantas obras y una de las principales exportaciones de países como Japón (con su propio bosque de los suicidas, Aokigahara, del que Gus Van Sant está preparando su próxima película). Pese a lo delicado de alguien quitándose la vida, hay quien ha sabido abordar el tema con solvencia en el cine, desde la parsimonia (Las vírgenes suicidas) al más inspirado humor negro (Harold y Maude).
En 2005, Nick Hornby paría la novela que da pie a la película que nos ocupa, una narración a cuatro voces que funciona como un prisma sobre el tema, identificando diversos modelos de potenciales suicidas y sus motivos y presentando una alternativa razonable a acabar con sus vidas. Como es habitual en Hornby, En picado (así fue bautizada en nuestro país) no se abandona a la sensiblería o la moralina, sino que recurre al humor ácido y los párrafos reflexivos para construir un mensaje que deja espacio al lector para que saque sus propias conclusiones.
A la hora de abordar la adaptación, el guionista Jack Thorne sin duda se vio obligado a reducir el constante fluir de pensamiento de los cuatro personajes protagonistas en pos de una narración más dinámica. Al fin y al cabo, el abuso de la voz en off puede sacar de quicio al mayor fan de Dexter. En ese sentido, Thorne tomó una buena decisión.
Entre drama y comedia
Pascal Chaumeil, habitual de la comedia romántica, firma una película ‘buenrollera’, una de esas feel-good films que pueblan nuestras pantallas y ayudan a sobrellevar los domingos por la tarde. El único propósito del filme es hacer salir de la sala con una sonrisa al espectador. Ni más, ni menos. No hay más pretensiones.
No hay voluntad de jugar, de mancharse de barro, aunque sea un poco. No hay riesgo en la propuesta, y esto, teniendo en cuenta el detonante y los personajes con los que cuenta, es una auténtica pena. Durante hora y media asistimos a una constante afirmación de la vida, tan subrayada que roza la charla informativa de instituto. A medio camino entre el drama y la comedia, Mejor otro día no termina de decidir qué es.
El reparto, eso sí, cumple con creces. Desde Toni Collette y Aaron Paul, que se han convertido ya en valores seguros, a Imogen Poots, que pasa a engrosar la lista de intérpretes a seguir muy de cerca. El más perjudicado acaba siendo Pierce Brosnan, que no parece cogerle el punto a su personaje.
Se trata sencillamente de una propuesta simpática. Bonita, por decirlo así. Ideal para el antes mencionado domingo por la tarde, una de esas fechas fatídicas que podría sumarse a Nochevieja y San Valentín en el calendario del suicida.
[1]Mejor otro día [2]Dirección: Pascal Chaumeil
Intérpretes: Pierce Brosnan, Toni Collette, Aaron Paul, Imogen Poots, Sam Neill, Rosamund Pike y Tuppence Middleton
Guion: Jack Thorne (Basado en la novela En picado, de Nick Hornby)
Música: Dario Marianelli
Fotografía: Ben Davis
Productoras: Wildgaze Films, BBC Films y DCM Productions
Distribuidora: A Contracorriente Films
Reino Unido / 2014 / 96 minutos