La película retrata la historia de Ana, Patricia y Mayela, quienes, educadas en una era represiva en Costa Rica —aunque esto podría aplicarse a muchos otros lugares donde la sexualidad estaba/está vetada—, fueron encontrando el significado de la feminidad que les había sido arrebatada.
Ahora, el momento en el que el filme se centra, sus valientes, sinceras e inteligentes voces se encarnan y focalizan en una sola mujer en el umbral de los setenta años. La veterana actriz Sol despliega una naturalidad abrumadora para hacernos partícipes de una mirada sutil pero decidida, esa desde la que revisita una vida caleidoscópica que entrelaza recuerdos, secretos y deseos ocultos.
Al tiempo que narra lo que pudo ser y no fue, la protagonista toma las riendas de su destino para cumplir una parte de esos deseos que nunca quedaron arrinconados del todo.
Con un formato que linda con el docudrama y un guion certeramente estructurado, Memorias de un cuerpo que arde conmueve transmitiendo verdad en cada plano desde una puesta en escena sencilla en la que las actrices se insertan con la misma honestidad con la que abordan cuestiones pendientes (frustradas) referidas a la pasión y al sexo y su lucha por salir de ese túnel.
Queda en el aire de la sala la expresa reivindicación del derecho al ejercicio de una sexualidad tenida por no convencional, aquella que protagonizan quienes ya peinan canas y arrugas hace tiempo.
«Esta película es la conversación que nunca tuve con mis abuelas. Para mí, entender la historia de estas mujeres es entender mi presente, entender mi lugar en el mundo, cómo y por qué llegamos aquí. Es una oda a las mujeres creadoras del universo, que nos parieron, que nos cuidaron, que nos invitaron a cuestionar para que hoy las cosas para nosotras sean distintas», afirma la propia Antonella Sudasassi (1986), que ya en su ópera prima, El despertar de las hormigas —primera película centroamericana en recibir una nominación a los Goya y la primera costarricense en ganar en los Platino—, reclamó la atención que merecen las cineastas llegadas para quedarse.
Este, su segundo largo, tuvo su estreno internacional en la Sección Panorama de la Berlinale 2024, donde obtuvo el Premio del Público. Desde entonces ha continuado cosechando galardones en otros certámenes de prestigio como el Seattle International Film Festival y el Cinélatino Rencontres de Toulouse, donde fue galardonada con el Premio del Público y el FIPRESCI. Además, ha competido en el MOOOV Film Festival, donde logró dos galardones.
También ha sido distinguida con el del Público en el Festival Internacional de Cine de Busán, el otorgado por Radio Exterior en la 50 edición del de Huelva y el premio a la mejor película iberoamericana en la reciente convocatoria de los Goya. Además ha sido la película seleccionada por Costa Rica para representar a su país en la carrera de los Óscar, que se fallarán el próximo 2 de marzo.

Memorias de un cuerpo que arde
Dirección y guion: Antonella Sudasassi Furniss
Intérpretes: Sol Carballo, Paulina Bernini, Juliana Filloy, Liliana Biamonte, Juan Luis Araya, Gabriel Araya, Leonardo Perucci y Cecilia Garcia
Fotografía: Andrés Campos Sánchez
Música: Juano Damiani y Valeria Castro
Costa Rica / 2024 / 90 minutos
Distribución: Mosaico Filmes