- hoyesarte.com - https://www.hoyesarte.com -

Cómo ganarse la vida en el arte

ARTE

El profesor Francisco Calvo Serraller presentará sus reflexiones sobre la influencia que ha tenido el modo de ganarse la vida en la evolución interior y exterior de la figura del artista. ¿Cómo ha influido en la personalidad de los artistas el hecho de producir sus obras por encargo de la corona, de los nobles o de la iglesia? ¿Por qué el artista empezó a rechazar el encargo (normalmente asociado a los estamentos privilegiados del Antiguo Régimen) y se decidió a vivir del mercado del arte, dependiente de la clase burguesa? ¿Qué significado ha tenido en la mentalidad y en la vida emocional de los artistas el pasar a ser considerados, en el devenir de la historia, desde habilidosos artesanos hasta la concepción actual que el artista tiene de sí mismo? ¿Cuándo hizo de la autonomía un principio básico de su conciencia de artista? ¿Cómo han influido estas circunstancias en sus obras y en la visión que tiene de ellas la sociedad?

Francisco Calvo Serraller (Madrid, 1948) es catedrático de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid; miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, ha sido director del Museo del Prado y comisario de numerosas exposiciones.

El caso de Rubens

rubensPedro Pablo Rubens (1577-1640) –señala Alejandro Vergara- es un paradigma de artista de la Edad Moderna europea, tanto por su trayectoria vital y profesional como por el enorme éxito que alcanzó. Su actividad está muy bien documentada y nos permite apreciar cómo organizó su vida atendiendo a cuestiones prácticas, con el objetivo de alcanzar el éxito y de maximizar su beneficio económico.

Donde con mayor claridad se observa este principio es en el período de su formación y en la manera en que, ya como maestro independiente, organizó su actividad con el objetivo de producir su arte y de comercializarlo. La formación de Rubens, como la de cualquier pintor de su época, se basaba en una tradición de origen medieval de tipo práctico: varios años de residencia en el taller y el hogar de un maestro pintor. El joven aspirante a pintor aprendía en el desempeño de su labor, y el maestro obtenía los beneficios económicos de esa labor. En su correspondencia, Rubens explica la enorme demanda que existía para trabajar con él, y también la forma en que se repartía el trabajo en su taller. Este sistema le permitió pintar los cerca de dos mil cuadros que se estima realizó a lo largo de su vida, y convertirse en el pintor más cotizado y solicitado de Europa.

Alejandro Vergara es doctor en Historia del Arte por el Institute of Fine Arts de la New York University y jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte en el Museo del Prado. Es autor de varias monografías y ha sido y es comisario de múltiples exposiciones.

LITERATURA

A juicio del profesor José Carlos Mainer, la crematística de los escritores es algo más que un dato biográfico o que una enojosa intrusión de sus intereses en sus escritos, puesto que, por un lado, ha configurado su cambiante imagen ante sus contemporáneos y, por otro, ha fijado la estimación del producto literario.

A lo largo de la historia las situaciones han ido evolucionando hasta la vigente, que deriva del Romanticismo pero también de la activa relación de las letras y las ideas en la edad de la Ilustración. Durante siglos, el escritor había sido un elemento más en una proceso determinado por las diferentes formas del mecenazgo de los poderosos, que favorecía el convencionalismo de los modelos estéticos y la tendencia al refinamiento. Sólo en los autores que pertenecían a una comunidad cerrada, poderosa y autosuficiente –una orden religiosa, un estamento social superior o una curia civil– podía darse una mayor inclinación a la innovación y una mayor conciencia de autoría, dentro siempre de un arte literario sometido a pautas y expectativas muy cerradas.

Pero la autonomía de la literatura dio pasos de gigante con la invención y difusión de la imprenta. Cervantes o Lope, por ejemplo, se mueven en la cultura del mecenazgo o intentan insertarse en los grupos favorecidos por el poder, pero también juegan en un incipiente mercado independiente. En los siglos XIX y XX, la bohemia constituyó una enfatización de esa presencia pública y una directa llamada de atención sobre la ingratitud de la sociedad con respecto al abnegado creador. Más tarde, la noción de crítico, primero, y de intelectual, después, instauró un modo de mediación entre los públicos y las grandes ideas, donde el escritor se reservaba una instancia privilegiada. El culto al escritor no viene de hoy.

José Carlos Mainer (Zaragoza, 1944), catedrático de la Universidad de Zaragoza, es historiador de la literatura –especialmente del siglo XX– y crítico literario. Ha escrito numerosos ensayos y trabajos de investigación literaria y editado numerosos ediciones anotadas de clásicos españoles contemporáneos.

El caso Blasco Ibáñez

Vicente_Blasco_IbezZola es el primero –recuerda el profesor Joan Oleza– en proclamar que el dinero emancipa al artista de la esclavitud del mecenazgo y lo convierte en un trabajador libre, y por más, sobre todo, que en la práctica el intelectual en general, y en particular el escritor y el artista, comienzan a beneficiarse de la profesionalización que permite la nueva organización social de la cultura, no se elimina en absoluto esa concepción del arte y del artista como contrapuestos al conjunto de la sociedad y de sus valores, y especialmente como contrapuestos a las ideas de mercado, de administración y de capital.

Esta contradicción se vive a fondo en la generación del final de siglo, la que ha sido llamada modernista o noventayochista, según los diversos autores, y en ella irrumpe un Blasco Ibáñez que no procede de las clases ilustradas, que han hecho suya y elaborado la concepción de la autonomía social de la belleza, sino de una pequeña burguesía ansiosa de ocupar un papel dirigente en las nuevas sociedades democráticas, que ha asimilado la capacidad de poder de las masas en el mundo moderno. Blasco parte de Zola y de su concepción de la emancipación del escritor por el dinero, y la practica a rajatabla, haciendo ostentación de ello.

Joan Oleza (Palma de Mallorca, 1946) es catedrático de Literatura Española de la Universidad de Valencia. Autor de numerosas monografías y ediciones anotadas, se ocupa tanto de la literatura del Siglo de Oro, como de los novelistas del siglo XIX –destacan sus ediciones de Clarín– o del mismo siglo XX.

MÚSICA

Considera Antonio Gallego que la práctica de la música ha sido, es y será un medio de ganarse la vida como otro cualquiera, pero con algunos matices propios. Habría que distinguir diversos oficios relacionados con la música, entre ellos el de compositor, el de intérprete, el de profesor y el de investigador o musicólogo. La práctica de la música tiene afinidades pero también notables diferencias respecto a la de las otras “bellas artes”. Su práctica ante los diversos públicos ha tenido muchas variantes a lo largo de la historia. Ante los más populares y callejeros han actuado generalmente los menos cualificados. Los más profesionales entraban normalmente al servicio de las castas privilegiadas y, así, monarcas, nobles y eclesiásticos mantuvieron costosas capillas en las que se seleccionaba a sus integrantes mediante un sofisticado sistema de oposiciones públicas.

Antonio Gallego (Zamora, 1942) es licenciado en Derecho e Historia del Arte, ha sido catedrático de Musicología y subdirector del Real Conservatorio de Madrid. De 1980 a 2005 fue director de los Servicios Culturales de la Fundación Juan March. Es miembro de varias academias y autor de distintos ensayos.

El caso Beethoven

beethovenPretender ganarse la vida como compositor fue, a principios del siglo XIX, algo inaudito –explica Juan José Carreras–. Durante siglos, vivir de la música supuso estar al servicio de un señor o una institución cívica o religiosa. Beethoven conoció por tradición familiar el viejo patronazgo en sus primeros pasos profesionales en Bonn. Sin embargo, muchas ideas estaban cambiando en esos mismos años en la concepción que se tenía de la música. Una personalidad como Haydn, con el que Beethoven estudió un tiempo, había elevado el arte de la composición hasta extremos nunca vistos. A lo largo de su vida, Beethoven reclamó con insistencia este nuevo y excepcional estatuto del músico y se convirtió así, para todo el siglo XIX, en el arquetipo del artista romántico. Esta intensa y compleja recepción de la figura de Beethoven dificulta la apreciación de su biografía, repleta de enigmas y trampas también en este aspecto concreto.

Juan José Carreras es profesor titular de Historia de la Música en la Universidad de Zaragoza.

 

Madrid. Fundación [1] Juan March. Salón de actos. 19.30 h. Entrada libre. Audio disponible al finalizar el ciclo.