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«El artista está condenado a vivir una vida bohemia»

De orígenes armenios, aprendió a tocar el violín cuando era un niño de la mano de su padre a pesar de la guerra civil libanesa, que le obligaba a tener que estudiar en algunas ocasiones en refugios antiaéreos. Más tarde, con sólo 14 años, el director Hans Herbert-Jöris le escucharía tocar y, cautivado, le ayudaría a obtener una beca del gobierno alemán en la Hochschule für Musik und Theater Hannover. A partir de ahí comenzaría una carrera imparable de éxito y reconocimientos.

Ha tocado en las salas de música más prestigiosas del mundo y ha sido concertino de la orquesta del Teatro Real de Madrid durante siete años. Sus interpretaciones se han incluido en bandas sonoras de películas como Manolito Gafotas, Los pasos perdidos, La Mala Educación, Hable con ella o Pájaros de papel. Ha colaborado en varios discos de Extremoduro y ha presentado el programa Pizzicato de La 2, dedicado a dar a conocer la música clásica al público más joven.

Es también un creador nato y ha ideado decenas de espectáculos distintos que han cosechado y cosechan grandes éxitos como Pagagnini, Los Divinos, Mis primeras cuatro estaciones, Caprichos para violín & cuerpo, Colorines, El gato que andaba a su aire... Ha explorado sus raíces armenias y se ha interesado por la música de otras culturas: árabe, judía, gitana, klezmer, tango y flamenco.

Es un bohemio y también un trabajador nato. Vive de un lado para otro con su violín a cuestas. Arranca sonrisas, aplausos y vocaciones infantiles. Algunos de sus fans más pequeños sueñan con ser un día como él, desbancando a Messi, a Cristiano y a Iniesta. Acaba de sacar disco, Pizzicato, y sigue pensando en nuevos proyectos.

¿Cómo puede con esa agenda a rebosar?

Es verdad que es difícil convivir con esta agenda, pero como me gusta lo que hago, me gusta viajar y ver cosas nuevas al final uno aguanta fácilmente. Aunque despertar cada día en un lugar diferente, coger los aviones, los controles… es duro.

Lleva ya tiempo con muchos espectáculos a la vez, pero ahora ha reunido hasta 10 diferentes…

Con tanta actividad llevo ya algunos años por lo que estoy acostumbrado. Mientras el cuerpo aguante…, lo haré hasta que me diga basta ya.

¿Qué es lo que le motiva a hacer toda esa variedad de cosas?

Me encanta. Es la mejor manera de no entrar en una rutina, de no entrar en el aburrimiento. Me da mucha alegría poder hacer cada día algo diferente. Es lo que me gusta y espero que siga así. Creo que si hiciera el mismo concierto todos los días durante meses me cansaría. Cuando hago el mismo espectáculo durante bastante tiempo seguido es bonito, pero también es cansino y encontrar la motivación para hacer 50 veces lo mismo es difícil.

¿Echa de menos su etapa en el Teatro Real?

Echo de menos el repertorio que hacíamos y echo de menos a mis compañeros, por supuesto, pero ahora creo más, puedo hacer lo que me gusta o cosas personales. Sí lo echo de menos, pero prefiero la situación en la que estoy ahora.

«La música no está hecha para sobrevivir y ya está»

Entonces, si una orquesta sinfónica importante le ofreciera ser concertino, ¿lo rechazaría?

Creo que ese tipo de trabajo es para una etapa en la vida. Yo he estado ahí siete u ocho años, pero he tenido la valentía de dejarlo a pesar de que estaba muy bien porque tenía un trabajo fijo, unos compañeros, y además estaba nada más y nada menos que en el Teatro Real, por lo que la decisión fue difícil. Creo que en la vida no hay que quedarse estancado mucho tiempo en lo mismo porque está el peligro de aburrirse, de conformarse con lo que hay. El artista está condenado, por suerte, a vivir una vida bohemia y quizás irregular. A veces te va mejor y a veces te va peor, pero eso es lo que implica ser artista. Si uno vive como un funcionario creo que pierde mucho de creación, de poder reinventarse, de poder buscar algo nuevo… Prefiero mucho más mi vida ahora que antes y no creo que volviera a ello.

¿Cree que hay muchos jóvenes músicos que están a la espera de caer en la orquesta de turno y no están buscando o emprendiendo otro camino alternativo?

Sí, absolutamente. Por desgracia hay mucho peligro de ello. El problema empieza ya en los años de enseñanza, en los conservatorios, en las academias. Por desgracia creo que se enseña a tener un trabajo, no se enseña a crear un artista o una personalidad dentro del mundo de la música, del arte o de lo que sea. Lo que veo en los jóvenes es que quieren aprender lo justo para poder entrar en un conservatorio o en una orquesta o conseguir un trabajo y eso me pone muy triste porque hacer música no es eso. Prefiero que tengan un trabajo como médico y que se dediquen a la música por afición, así por lo menos se quedan enamorados de la música, que está hecha para divertirse, para amar… No está hecha para sobrevivir y ya está. Yo creo que no es el concepto del arte.

Acaba de sacar disco, Pizzicato, en el que incluye un tema suyo, ¿cómo ha sido ver esa obra suya con otras grandes?

Los discos hoy en día han perdido la importancia que tenían hace muchos años. Hoy en día se graban por razones más románticas y no por razones comerciales ni profesionales. Creo que es un buen cambio. Yo me considero un violinista de concierto. A mí lo que me interesa son los conciertos en directo, el contacto con el público y la energía, la adrenalina que existe en un concierto. Los discos me divierten pero no es lo mismo. Es divertido, pero no es mi objetivo en la vida.

Fue a presentarlo a la calle, ¿cree que faltan músicos en la calle?

Creo que sí. La música tiene que estar en la calle, por supuesto, pero con mucho respeto para no molestar a la gente. Aunque en realidad me imagino que son pocas las veces que un músico pueda molestar a alguien tocando en un horario adecuado y con respeto. Creo que los pitidos y las obras molestan mucho más. No veo cómo se puede contaminar haciendo música.

Sin embargo, el Ayuntamiento de Madrid está haciendo unas pruebas a artistas para valorar su calidad y decidir si pueden tocar en la calle o no, ¿qué le parece?

Bastante absurdo, porque ya cuando era joven y participaba en concursos pensaba quién puede tener suficiente criterio para saber quién debe ganar o no. Todo esto es un poco absurdo.

«No hay que ser un entendido para disfrutar de la música clásica»

¿Uno de sus objetivos es llevar la música clásica a otros públicos?

La música clásica es uno de los estilos musicales con los que crecí. Luego tuve la suerte de aprender y tener contacto con otros estilos, pero por supuesto, mis raíces están hechas de música clásica y estoy convencido de que puede llegar a todo el mundo. Por desgracia, hoy en día está llena de protocolo y se ha convertido en algo para una sociedad muy elitista. Yo intento convencer de que no hay que ser un entendido para disfrutarla. Creo que la música clásica es muy popular.

Se lleva muy bien con los niños, ¿no?

Sí, me encanta hacer música para los niños. Aprendo mucho. Empecé los conciertos para niños por casualidad hace muchos años, casi 20 ya, y hoy es una parte muy importante de mi actividad. Necesito hacerlo casi más para mí que para ellos.

Recientemente publicaba en su Facebook una carta que un padre le había enviado [1] agradeciéndole el gran interés que su hijo había mostrado por la música después de escucharle, ¿cómo se siente ante cosas así?

Sentí mucha alegría, mucho calor en el corazón al recibir una carta así. Recibo muchos mensajes de niños y de padres que me cuentan que empezaron a tocar gracias a mí. Me hace muy feliz y me asegura que el trabajo que estamos haciendo desde hace muchos años está dando su fruto. Creo que empezar con un instrumento es lo mejor que le puede pasar a un niño, independientemente de que sea luego profesional o no. Basta con que disfrute, que juegue, que vea que es divertido y que no es un deber junto con todos los otros que tiene en el instituto o en el colegio, que sienta que la música es un juego como jugar al fútbol.

Hablando de fútbol y futbolistas, ¿en qué ha quedado el tema de la nacionalidad? ¿Se la han dado?

No, de momento no. A ver qué va a pasar.

¿Es una prueba clara de que a los músicos se les trata de una manera y a los futbolistas de otra? ¿Cómo se siente?

Es muy frustrante, aunque hay millones de casos en los que se niega la nacionalidad y aún más grave, el permiso de estar aquí por razones desconocidas o razones que se inventan. Es triste porque juegan con el destino de una persona que puede necesitar estar aquí. Por supuesto, ahí está un poco la cuestión de por qué se les da mucha facilidad a los deportistas y no a los artistas. No sé por qué. Es lo mismo que subir el IVA para ir a los conciertos, al teatro y a los espectáculos y no subirlo para ir a los partidos de fútbol.

«Hay que proponer como sea cultura al pueblo»

¿Y qué opina de la subida del IVA?

La subida del IVA nos ha hecho mucho daño a todos los artistas, a todos los empresarios y a todos los teatros de España. Hay que luchar contra ello, hay que seguir haciendo nuestro arte, hay que proponer como sea cultura al pueblo, a la gente que lo pide así. No podemos parar porque haya tal problema y tal problema. Tenemos que seguir.

Tiene su propia orquesta, ha publicado más de 40 discos, ha tocado en más de 40 países, colabora con diferentes ONG… ¿Qué más le gustaría hacer?

Me gustaría seguir con lo que estoy haciendo ahora. Seguir tocando. Lo que más me gusta es tocar, tocar en directo, en conciertos, el contacto con el público… Luego tengo miles de proyectos aparcados todavía. Si pudiera hacer el 10% de ellos estaría feliz. Ideas y proyectos no me faltan pero tener el tiempo para hacerlas realidad es más difícil.

¿Cómo se definiría?

Eso es muy difícil… Me encanta la música, me encanta estar en el escenario, me encanta actuar… ¿Cómo definirme? No lo sé… Quizás como alguien muy sencillo. Yo me veo así… y ya está.