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Nat Simons, la chica que contestó a Bob Dylan

¿Quién es? Tiene 29 años y se llama Natalia García, aunque todo el mundo la conoce como Nat Simons. Su mejor amigo de la infancia siempre la ha llamado Nat, así que cuando tuvo que ponerse un nombre artístico enseguida se le vino a la mente. “Fue un cómic de un gato que se llama Cat’s Simons el que me inspiró. No sólo me llamó la atención el nombre, sino también la tipografía escrita en rojo. Me pareció que sonaría bonito por el juego de Nat y Cat. En ese momento no había ni empezado a tocar en directo”, confiesa esta joven cantante y compositora.

Orígenes. Llegó a la música casi por casualidad y ha ido creciendo poco a poco sin plantearse nada. “Por el año 2009 me movía en un círculo de músicos y estaba siempre en conciertos. Al principio tocaba sólo en casa, pero empecé a componer bastante rápido. Había hecho de todo: pintar, cortos, poesía… pero música no.“Había tocado lo justo la guitarra de pequeñita y un poco el piano, pero no sabía un instrumento. De hecho, me apuntaron a viola y me frustré porque la profesora era horrible. Retomé la guitarra sin saber casi nada y fui haciendo versiones de todo tipo: muchas de Cat Stevens y sobre todo de Bob Dylan. Me pasaba tardes enteras hasta que me salían”.

El día que cambió todo. Un buen día le invitaron a un concierto y le encantó subirse a un escenario. “Me sorprendió porque soy supertímida. Empezaron a invitarme más hasta que grabé con Álex Olmedo dos canciones. En 2011 conocí a los músicos que me acompañan ahora y ya empezamos más en serio”.

Estilo. Música americana: folk, country, rock, blues… Canta en inglés, “no porque sea vergonzosa”, sino porque casi toda la música que escucha es en inglés.

Home on High

Disco. En diciembre sacó su primer disco, Home on High, en Spotify, aunque hasta el pasado abril no ha salido físicamente. Se trata de un trabajo inspirado en el Astral Weeks de Van Morrison, con letras poéticas y profundas, muy diversas todas y que ponen de manifiesto que estamos ante una elegante y carismática artista. “Cuando escuché a Van Morrison pensé que justo eso había sido la música para mí, una casa en las alturas, un hogar. Es algo metafórico porque es un lugar al que evadirte. Me gustaba esa imagen. Además, da la casualidad de que la casa de mis padres en Málaga está en un alto. Tiene todo un sentido”, afirma.

Las canciones. Another Coffee and Cigarette Day es la canción encargada de abrir el disco. Puro folk suave con una letra cuidada, inspiradora. Sin duda, una gran carta de presentación que se abre a un gran espectro de registros a medida que el álbum avanza. Nat Simons consigue a la vez crear un clima de calidez inusual en una artista novel.

“En el disco hay canciones que ya tienen tiempo como When the music doesn’t sound, que habla de cómo es vivir en una ciudad grande y que la gente corra de un lado para otro, de las fiestas, del alcohol… Hay canciones mucho más actuales como Home on high, que cuenta cómo en una realidad complicada como en la que estamos hay una salida. Por otro lado, Big liar es una canción dirigida a una persona concreta con una letra muy dura. En otras me gusta ser más simbólica”.

Un punto importante. Londres, ciudad en la que vivió entre 2008 y 2009. «Fui a buscarme la vida. Allí viví cosas muy buenas y también muy malas. Lo que recuerdo en general es que fue todo muy intenso. Me metí mucho en la escena musical, veía de todo y me inspiró muchísimo».

Bob Dylan, un antes y un después

Sus referentes. El día que empezó a indagar en las canciones y letras de Bob Dylan fue cuando realmente descubrió la pasión por la música. “Me gustaba, tenía grupos fetiche… pero a partir de ahí algo cambió. Con él me paré de verdad a escuchar y me entraron ganas de coger la guitarra y tocar. A día de hoy he evolucionado, pero lo considero como un motor importante en mi trabajo”. Su primera canción, Real Boy (no incluida en el disco), surgió precisamente de escuchar las letras de las canciones de Bob Dylan y responderle. “Tú decías esto y yo digo esto. Tú decías lo otro… y yo digo esto”.

Además de Bob Dylan tiene muchísimos referentes, la mayoría dentro de la música americana pero también de grupos más alejados como The Vaccines.

¿Vivir de la música? “He ido invirtiendo poco a poco. El disco lo he autoeditado. Sólo para las copias hice una especie de crowdfunding privado entre amigos. Ahora mismo estoy viendo ya resultados: una ayuda de Fnac, pequeñas aportaciones… Si llega un momento en el que pueda cubrir más gastos… Todo está muy difícil. Se trabaja mucho y la gente que piensa que la música es un hobby está muy equivocada”.

No es Russian Red ni Anni B. Sweet. No le gusta que le comparen con ellas. “Veo los estilos muy diferentes. Quizás lo único en común es que es empezaron en acústico y que somos solistas, pero no en el estilo. Me siento más identificada dentro de la escena con un grupo llamado Niño y Pistola o con Tom’s Cabin. Quizás Alondra Bentley tengo un estilo más parecido”.

En el futuro. Por ahora para ella lo más importante es no parar «porque si paras la gente se olvida de ti”. Más adelante le gustaría grabar algo diferente, menos clásico y más arriesgado, más eléctrico. “Tengo ganas de potencia y de que la gente disfrute”.