Dos grandes exposiciones sobre impresionismo abrirán sus puertas a principios de febrero en Madrid: Impresionismo y aire libre. De Corot a Van Gogh, en el Museo Thyssen-Bornemisza, Impresionistas, postimpresionistas y el nacimiento del arte moderno. Obras Maestras del Musée d’Orsay en la Fundación Mapfre.

En total, casi 200 obras, muchas de ellas procedentes de importantes museos e instituciones del mundo, se exhibirán en estas dos muestras situadas a tan solo 800 metros de distancia.

El Museo Thyssen —en el Paseo del Prado— reunirá alrededor de 100 obras en un arco cronológico que va desde 1780 hasta 1900, aproximadamente; desde los iniciadores del paisaje al aire libre, como Pierre-Henri de Valenciennes y Thomas Jones, a artistas como Turner, Constable, Corot, Rousseau, Courbet, Daubigny y todos los grandes maestros del impresionismo, hasta llegar al cambio de siglo con Van Gogh o Cézanne, entre otros muchos nombres imprescindibles.

Por su parte, la Fundación Mapfre —en el Paseo de Recoletos— mostrará una selección de 78 obras maestras del impresionismo y del postimpresionismo procedentes del Musée d’Orsay de París. 

Afán de transformación

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El impresionismo supone un momento de esplendor en las artes que cambiaría todo el devenir artístico marcando nuevos valores y nuevas maneras de hacer y de entender el arte. El movimiento eclosiona en todo su esplendor durante un momento históricamente muy complicado, marcado por la guerra franco-prusiana y los sucesos de la comuna, que convulsionan París, además de transformar el mundo en su configuración y sus planteamientos geopolíticos.

El impresionismo y su afán de transformación, no supuso, sin embargo, una ruptura radical con el arte tradicional y académico, tal como se suele indicar de manera un poco simplista. El entusiasmo por la modernidad es una de las señas de identidad de la época, y contamina del mismo modo a realistas, impresionistas y académicos. Cada cual, a su manera, busca una transformación en el arte que lo haga más acorde con el mundo moderno. Y esta es una de las grandes aportaciones de esta exposición de la Fundación Mapfre que, además de presentar obras maestras de los impresionistas, ofrece también una visión de aquellos otros artistas que, en los mismos años, también intentaron, aunque desde otros lenguajes una renovación de la pintura.

Impresionismo o pintura al aire libre

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Coincidiendo con la primera exposición del grupo Impresionista, celebrada en el estudio del fotógrafo Nadar en 1874, se funda el Museo de Luxemburgo como lugar de exposición de las grandes obras académicas premiadas en los Salones. Pero esta revolución no ahoga otras formas de modernidad, sino más bien al contrario: el impresionismo convive con el academicismo, pero también con las decoraciones clasicistas de Puvis de Chavannes y con los sueños simbolistas de Moreau.

En general se tiende a relacionar la pintura al aire libre con el impresionismo pero, cuando Monet, Renoir, Sisley o Pissarro empezaron a exponer sus obras en el estudio de Nadar, la pintura en plein airllevaba ya casi un siglo de desarrollo. Los estudios al aire libre constituyeron, de hecho, parte fundamental de la formación del pintor de paisajes desde fines del siglo XVIII. Más tarde, convertida en eje del naturalismo, su potencialidad renovadora se extendió hasta finales del siglo XIX.