El Centro de Arte Tomás y Valiente (Fuenlabrada) acoge desde hoy jueves, 8 de noviembre, la exposición Rosa Muñoz. Memorias Construidas, que recorre su trayectoria artística desde los coloristas retratos escenificados de las series Casas El Bosque Habitado a sus trabajos más recientes.

La muestra está formada por unas 40 fotografías de gran formato, de las que más de la mitad pertenecen a su proyecto artístico más reciente, que ha llamado Paisajes del Futuro, una serie prácticamente inédita que se da a conocer en esta exposición. A estos trabajos se suman otra veintena, realizados con anterioridad, que permiten aproximarse al universo creativo de Muñoz a través de un completo recorrido por su carrera. 

Rosa Muñoz (Madrid, 1963) inició su trayectoria creativa en el periódico Villa de Madrid, documentando fotográficamente diversos aspectos de su ciudad natal. Entre sus exposiciones destacan su participación en varias ediciones de la feria ARCOMadrid, en PHotoEspaña y Ferias de arte en México, Lisboa, Berlín así como en el Instituto Cervantes en Latinoamérica, o el MACUF (Museo de Arte Contemporáneo Unión Fenosa, La Coruña). En noviembre del año pasado participó en el Festival de Fotografía de Seúl (Corea).

Construcciones fotográficas

Sus trabajos son fotografías escenificadas, realizadas a base de superposiciones de cientos de instantáneas tomadas por ella misma. El resultado es un documento visual que refleja lugares desubicados en el tiempo y en el espacio, construcciones arquitectónicas que han creado su propia geografía y modelo de urbe. Con estos paisajes de ficción la autora hace una memoria histórica de las ciudades.

En Paisajes del futuro, la artista da un paso más en la construcción de paisajes imposibles, transformando digitalmente un mosaico de imágenes urbanas en estructuras tridimensionales de contenido global. Dichas estructuras destacan sobre un fondo negro o flotando sobre un suelo de nubes, ciudades, desiertos, césped, humo y agua.

La misma inquietud

Además de Paisajes del futuro, la muestra presenta una amplia selección de fotografías realizadas Muñoz en etapas anteriores, e igualmente sugerentes, en las que se refleja siempre la misma inquietud: la residencia, casa, habitación, perfectamente equipada pero desubicada, carente de techo o de alguna de sus paredes, que recibe a los árboles como inquilinos, con las lámparas encendidas. Y en sentido contrario, el recargado mobiliario de la habitación que se posa en medio de un bosque, sobre la hojarasca, a la intemperie.

Rosa Muñoz ejecuta una fotografía escenificada, en la que la lógica visual se subvierte. Esa transgresión del realismo y la desubicación de los objetos suscita un lenguaje plagado de fantasía. En definitiva, una fotografía siempre misteriosa porque representa a un tiempo realidad y ensoñación.