Desde el comienzo de su carrera, hace más de cuarenta años, el artista gaditano Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, 1948) ha mantenido la norma de reservar para sí mismo alguna de las piezas más significativas de cada una de sus exposiciones, bien por su valor sentimental o por la importancia que el artista les otorgaba dentro de su trayectoria.

El resultado ha sido que, más allá de la habitual acumulación dispersa de piezas propias, habitual en el estudio de los artistas de tan dilatada carrera, Villalta resulta ser su mejor coleccionista, poseyendo la más completa y esclarecedora colección que existe sobre su trabajo. Tan valioso conjunto compondrá el legado donado por el artista.

Poética particular

Souvenir de la vida es la presentación pública de una parte de ese legado, que permite al visitante atisbar la importancia artística de lo reunido durante tantos años junto a otros elementos de la vida privada del autor, indisociables para entender la dimensión última de su particular poética.

Así, en los espacios monumentales de la Cartuja sevillana, tanto la dimensión plástica (pinturas, dibujos y esculturas), la arquitectura y las artes aplicadas (textil, mobiliario, joyería, cerámica y azulejería, atrezo y escenografía), como archivos, documentos y objetos personales, entablan un diálogo cargado de intención con la arquitectura histórica.

Es la forma elegida para reflejar cómo en su caso la obra de arte, desligada de espacios determinados que la han visto nacer y la han condicionado (muy especialmente su casa familiar de Tarifa o el estrecho de Gibraltar, pero sin duda también Sevilla y un determinado Madrid), adquieren nuevas capas de significado.