El alma de la calle incluye más de cien dibujos de la colección de Sancha, que reflejó el Madrid costumbrista o el París burgués y el Londres cosmopolita de principios del siglo XX. Este maestro del ‘realismo crítico’ fue testigo clave para entender la transformación de la ciudad durante esas décadas convulsas. En una época en que los ciudadanos se percibían como una masa, consiguió plasmar la individualidad de cada uno, empatizar con ellos y humanizarlos.

Versatilidad

Los dibujos del maestro ilustrador que se muestran en el Museo ABC rompen con el academicismo hegemónico en el dibujo español de la época y permiten observar su evolución artística a través de un recorrido cronológico, «desde 1988 cuando entrega su primer dibujo para Blanco y Negro, hasta 1935, un año antes de su muerte, en la que tenemos una vista de la Gran Vía que hizo para el diario ABC«, explica Felipe Hernández Cava, comisario de la muestra.

El visitante puede observar también su trabajo para las revistas francesas Le Rire o L’Assiette au Beurre. Además se presentan las estampas de su mejor trabajo, el Libro de las horas amargas que realizó durante el periodo en que se trasladó a Londres. Finalmente, su regreso a Madrid queda plasmado a través de algunos de sus mejores trabajos con escenas costumbristas para las revistas Blanco y Negro y Gedeón.

El alma de la ciudad

En esta exposición se puede apreciar la versatilidad de temática y estilo de Sancha, que evoluciona del expresionismo influido por Goya o Leonardo Alenza hasta una vertiente más realista. Adoptando las tendencias geométricas consiguió manifestar una visión del paisaje casi metafísica.

Aunque algunos sectores de la crítica le acusaron de haber afrancesado su estilo, Sancha continuó siendo fiel a la escuela del 98, en la que se impuso un realismo descarnado y pesimista como reflejo de la profunda crisis que vivía el país: «Fue uno de los primeros, tras su estancia en París, en proponer un realismo crítico, a la manera del que bullía en Europa y que desembocó en el expresionismo, al que el autor malagueño confirió una impronta castiza», asegura Hernández Cava, quien recuerda que «sus protagonistas eran los personajes más populares de Madrid, los más humildes, que para él constituían el alma de la ciudad».


Vida y obra

Francisco Sancha (Málaga, 1874) estudió en la malagueña Escuela de San Telmo y en 1893 se mudó a Madrid. Empezó a publicar en diversas revistas en 1897, siendo los trabajos más celebrados las caricaturas que hizo para el popular semanario Madrid Cómico. Su primera colaboración en Blanco y Negro se produjo el 23 de abril de 1898 con un chiste que abre esta exposición.

La colección ABC conserva 902 dibujos, mientras que su obra pictórica forma parte de la colección del Museo Reina Sofía. En 1900 decidió probar fortuna más allá de nuestras fronteras y se trasladó a París, donde empezó a publicar en la principales cabeceras satíricas Le Rire o L’ Assiette au Beurre. En 1902 se trasladó a Inglaterra, años en los que alcanzó el reconocimiento con sus escenas costumbristas en Blanco y Negro. Ese mismo año colaboró con diversas publicaciones, se dedicó al diseño de muebles así como a la pintura decorativa y realizó los frescos del Centro Español de Londres. Remitió sus dibujos y caricaturas a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, donde obtuvo medalla de mención en 1897 y dos segundas medallas en 1908 y 1910.

Ante la imposibilidad de seguir viviendo en la capital inglesa, en diciembre de 1922 regresó a Madrid para incorporarse a la plantilla de El Sol y a principios de 1936 se trasladó a Oviedo para trabajar en el diario socialista Avance.