«Trayectos, recorridos, registros, variaciones, miradas, narraciones son, entre otros muchos, parte fundamental de mi trabajo. Sus cruces me producen mágicas sorpresas y de ese modo, y sin que el objetivo sea hacer visible lo invisible, dar voz a lo que persiste en silencio o evidenciar lo efímero, se me ofrecen en bandeja dorada esos espacios generosos que invitan a la reflexión o a la más pura y simple contemplación», escribe Salinas a la hora de analizar su obra.

La artista sevillana plantea una reflexión sobre lo que entendemos por real más allá de nuestra experiencia. Propone al visitante dejar el conocimiento aprendido al margen y acercarse con una mirada inocente y desprejuiciada a esos retazos de objetos «invisibles» que ofrece para entenderlos como lo que son, más allá de lo que puedan ser en cualquier otro contexto.

Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla es esta su segunda exposición en la galería sevillana tras Retrato del deseo, junto a Luis Cruz, en 2010. En su trayectoria ha recogido galardones como el primer premio en el I Premio de Pintura Fundación Focus Abengoa.