Se trata de posibilitar un trabajo de corte tectónico, es decir, indagar y evidenciar cuáles son las líneas que fundamentan su reflexión estética y que explican todas las realizaciones plásticas y poéticas (la propia experiencia vital) de un creador tan singular. Tectónica quiere buscar los lugares donde se cobija el silencio o el asombro original del acto creativo, también el esplendor de las imágenes allí donde estas brillan por vez primera.

La muestra cuenta con cuatro grandes apartados temáticos y formales: Música, Poesía, CienciaImagen. En cada uno de estos estratos de experiencia sensible se puede contemplar una serie de referencias fundamentales en la trayectoria de Vilariño, al tiempo que se contextualiza y explica su universo estético, no sólo con ejemplos de sus obras, sino también a través de la presencia de su voz, sus objetos, obsesiones y lecturas, sus viajes y sus referentes culturales, musicales y de conocimiento.

Impulsivo y salvaje

Manuel Vilariño. Tesoiras, 1983

Manuel Vilariño. Tesoiras, 1983.

Por medio de sus versos o de sus imágenes inmemoriales, arquetípicas, que circulan desde la realidad más elemental (un nido, una piedra volcánica, una madera calcinada, el vuelo de un pájaro o la sombra de un ala), hasta las figuraciones más amplias y envolventes (una montaña que surge entre la niebla, el océano como metáfora de un espacio ilimitado de energía), lo que el artista ha ido persiguiendo a lo largo de su trabajo es el sueño inagotable y voraz de la llama de la vida.

Las fotografías o las palabras de Vilariño siempre han buscado manifestar o convocar eso que los tratados de las religiones han llamado lo numinoso. La fotografía atrapa así el calor negro y radiante que va dejando su huella zoológica en la forma de una peligrosa marca.

Construcciones, por tanto, cuya orientación ritual apunta a la dimensión de un espacio que supera lo meramente profano. En este sentido, los cilindros de cobre que ha instalado el artista en el espacio de entrada del museo funcionarían como imágenes visibles y simbólicas de los pilares cósmicos. Todo en la obra de Manuel Vilariño remite a este fondo impulsivo, salvaje, inmemorial.