La muestra reúne pinturas sobre lienzo y papel, en las que el artista valenciano hace un amplio uso del negro. Con el profundo misterio que estas obras evocan y la arquitectura de sus construcciones verticales, Teixidor continúa su investigación sobre el espacio y el volumen, visto por última vez en la galería durante su exposición de 2006, como vehículo a una meditación sobre la condición humana.

Caracterizadas por una estética reduccionista y una reducida gama cromática, las pinturas de Teixidor hurgan profundamente en el inconsciente con bandas de color que se extienden desde negros sombríos a expresivas marcas gestuales que subrayan la complejidad del espíritu humano.

Evocando las pinturas devocionarias de Mark Rothko o los iconos de Andrej Rublev, estos trabajos introducen al espectador a un espacio meditativo que amplía los límites de nuestra percepción.

Jordi Teixidor

Jordi Teixidor ha expuesto en exposiciones individuales y colectivas en Europa y Estados Unidos, incluyendo museos como el IVAM, donde tuvo una gran retrospectiva en 1997, el Centro Santa Mónica de Barcelona y el Solomon Guggenheim Museum de Nueva York. Su obra se encuentra entre las colecciones permanentes de los museos e instituciones más prestigiosos del mundo.

Galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2014 y, desde el año 2002, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, es uno de los principales pintores de su generación. Su temprana colaboración durante los años 60 con el Grupo de Cuenca (Zobel, Rueda, Torner) en la fundación del Museo de Arte Abstracto Español marcó la pauta pictórica de un arte comprometido, de rígida y austera abstracción que Teixidor seguiría durante más de 40 años.

En 1979 recibió una beca de la Fundación Juan March que le permitió vivir en Nueva York durante varios años. Allí conoció a fondo la pintura de los expresionistas abstractos de la Escuela de Nueva York que abrieron para él las posibilidades del trascendentalismo inherente en la pintura.