La colaboración con el museo estadounidense comenzó en 2010, «cuando el Philadelphia Museum of Art adquirió más de dos mil originales de Strand que completaban la mejor colección del mundo sobre el artista. Poco después, la Fundación Mapfre adquirió cien vintages que forman el mejor fondo europeo del fotógrafo», explica Peter Barberie, comisario de la muestra.

La exposición reúne un total de 200 obras que narran desde sus esfuerzos iniciales por establecer la fotografía como forma clave de expresión artística independiente hasta la madurez de sus distintivos retratos de personas y lugares. En ellas se pueden apreciar las características fundamentales de Strand: su marcada motivación social y el compromiso político, que se reflejan en su voluntad constante por retratar el conflicto humano, faceta que asumió como parte esencial de su responsabilidad.

Estilo pictorialista

La exposición se divide en tres secciones y comienza con Del pictorialismo a la modernidad, donde se recogen las primeras imágenes tomadas por el artista en la década de 1910, en las que se aprecia un rápido dominio del imperante estilo pictorialista.

En este apartado el visitante también puede observar su evolución hacia las innovadoras fotografías que realizó entre 1915 y 1917, obras que exploran nuevas temáticas del paisaje urbano de Nueva York e ideas estéticas novedosas que lo acercan a la abstracción.

En este periodo, el fotógrafo realiza también retratos en primer plano de personas que observaba en la calle, así como otras imágenes que reflejan su fascinación por el ritmo de vida y el cambio de escala en la gran ciudad moderna.

Fotografía, cine y libros

Del círculo de Stieglitz al retrato de la comunidad es el segundo apartado del recorrido, que comienza durante los años 20. Strand quedó cautivado por la capacidad de la fotografía para captar los fascinantes detalles de piezas mecánicas, a la vez que se amplían sus ideas acerca de la naturaleza del retrato.

Durante las décadas siguientes el artista viajó incesantemente motivado por su interés en ampliar el papel de la fotografía, investigando sobre la capacidad de la cámara para capturar el paso del tiempo y las cualidades específicas de un lugar.

En este apartado se muestra la etapa en la que el fotógrafo vivió en México (1932-1934) y una de las películas más significativas de Strand, Manhatta (1921), que es fruto de una importante colaboración con el pintor y fotógrafo Charles Sheeler.

La exposición a casa

Finalmente, la muestra concluye con Semblanzas de la historia y la modernidad, una tercera etapa que se desarrolla a partir de la década de 1940, cuando los libros se convierten para el artista en su forma preferida para mostrar su obra, pues permitía aunar la capacidad expresiva de la fotografía y la narrativa del cine. En esta sección destacan tres proyectos: Nueva Inglaterra (1950), Luzzara (1953) y Ghana (1963). Aunque también hay fotografías de Francia, Egipto, Rumanía y Marruecos.

Esta retrospectiva se completa con la edición de un catálogo que profundiza sobre los diversos aspectos de la obra del artista, gracias a textos del comisario y de reconocidos especialistas en el tema, y a la reproducción de las imágenes que se exhiben en la muestra a tamaño original, «lo que permite que cada uno pueda llevarse la exposición a casa», destaca Pablo Jiménez Burillo, director del Área de Cultura de Fundación Mapfre.

Compromiso social

Paul Strand empezó estudiando con el fotógrafo de temática social Lewis Hine en la Ethical Culture School de Nueva York, entre 1907 y 1909, y posteriormente entabló una estrecha amistad con Alfred Stieglitz, también fotógrafo y pionero en la introducción del arte moderno en Estados Unidos. El fotógrafo logró fusionar estas dos influencias y examinó las posibilidades de la cámara más a fondo que ningún otro artista antes de 1920.

A partir de entonces exploró el potencial de la fotografía como instrumento de superación de la visión humana a través de retratos íntimos y detallados, y de la captación de matices en formas mecánicas y naturales. Desde la década de 1930, en sus diversos viajes al suroeste de Estados Unidos, Canadá y México, desarrolló proyectos centrados en comunidades específicas, estudios de pueblos a través de sus gentes y de los elementos culturales que los identifican.

Strand continuó centrándose en este tipo de trabajos durante el resto de su carrera, destacando sus series sobre Nueva Inglaterra, Francia, Italia, las Hébridas, Egipto, Marruecos, Rumanía o Ghana, materializados en la publicación de libros de importante difusión.