La metáfora de la tinaja que servía de habitación a Diógenes de Sínope (412 – 323 a. C.) en Atenas es una referencia a la aspiración defendida por los filósofos de la escuela cínica a la autosuficiencia. Vivir en una tinaja es reducir los límites de lo individual al máximo, de modo que esta austeridad desemboque en una vida satisfactoria.

Organizada por Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria en colaboración con la Galería Estela Docal de Santander, la exposición está concebida por un artista con mucha experiencia viajera y un amplio trabajo sobre la naturaleza y la cultura rural, por eso Zubelzu propone la noción de cosmopolitismo cuyo origen se atribuye a Diógenes.

Un ideal que reúne a todos los hombres y mujeres, miembros de una comunidad mundial de carácter moral que acepta el cambio y la legitimidad de la diferencia y pone en cuestión la validez de tradiciones y costumbres adquiridas.

Refugio personal

Comisariada por Mónica Álvarez Careaga, la muestra reúne más de un centenar de trabajos, entre dibujos, esculturas, instalaciones y el vídeo inédito titulado Límite, viaje, tinaja (2015), incorporando en ocasiones objetos cotidianos de diversas partes del mundo adquiridos por el artista en sus viajes. Entre estas obras destacan la serie Estacas (2013- 2015), compuesta por 20 dibujos de tinta sobre papel dibujados en (Francia), las Gargantas del Todra (Marruecos), Janjamburé (Gambia) o la Isla de Skype (Escocia).

Utilizando algunas de las técnicas que le son características, tales como la pintura acrílica sobre acetato, resina de poliéster o skay cosido sobre madera, Zubelzu interpreta plástica y espacialmente la idea de límite, protagonista en las instalaciones Muros (2015) y Ágora (2015). De esta forma, en las series pictóricas e instalaciones de lenguaje escultórico, el límite se interpreta como refugio personal o como confín del pensamiento que puede ensancharse tanto como se desee, en un viaje permanente al conocimiento del otro.

La instalación Busco un hombre (2015) está compuesta por 90 pequeñas piezas antropomórficas de plomo instaladas sobre el muro, como una reclamación de honestidad. El individuo aparece nuevamente en los dibujos de tinta, aceite de lino, betún y pan de oro de las series Retratos (2015), Bípedos implumes (2015) y Oro parece (2015), en donde el artista muestra los rostros de seres humanos de todo el planeta.