Este método se ha convertido en una de las señas de identidad del trabajo de Genovés, que comienza con la selección de instantáneas de arquitecturas nobles tomadas a finales del XIX y principios del XX. En las imágenes aparecen iglesias, catedrales, palacios, teatros, bibliotecas y museos de los siglos XVII y XVIII, que son invadidos por imágenes de fenómenos naturales: olas gigantescas, hielo, fuego, humo, piedras, barro…

Genovés obtiene su material de trabajo de postales antiguas y fotografías en blanco y negro que encuentra en mercadillos y libreros de Berlín, ciudad en la que reside parte del año. Digitaliza las postales antiguas y las fotos de los elementos naturales (ramas, tierra, agua, piedras…), las recorta y ensambla con Photoshop de manera sencilla, sin añadirle filtros. El resultado son imágenes que producen en el espectador lo que Edmund Burke denominó “horror deleitable”.

Visualmente impactantes y de gran belleza poética, sus fotografías invitan a la reflexión de quien las contempla. Son visiones a medio camino entre lo onírico y la pesadilla, que hablan del paso del tiempo, la decadencia y la desaparición de las estructuras establecidas y de una naturaleza que parece terminar recuperando el lugar que le fue arrebatado.