A punto de cumplirse 150 años del nacimiento de este pionero del arte abstracto y uno de los pintores vanguardistas más destacados de todos los tiempos, la muestra, comisariada por Angela Lampe, se adentra en la carrera artística de Kandinsky a través de las obras que formaban parte de la colección personal del artista y que fueron donadas por su viuda, Nina, al Centre Pompidou.

Kandinsky abandonó una carrera universitaria en derecho y economía para convertirse en pintor en Alemania, a la edad de 30 años, profundamente impresionado por la series de pajares de Monet en la exposición impresionista de Moscú de 1896 y por la puesta en escena de Lohengrin, la ópera de Wagner. El artista desarrolló una visión artística que abarcaba numerosos campos, como la pintura y la música, a través de las cuales buscó e impulsó lo que él definió como «lo espiritual en el arte», en el ensayo del mismo nombre, escrito entre 1904 y 1911 para estructurar sus ideas.

«A pesar de todas sus facetas, para esta exposición queríamos presentar a Kandinsky como pintor, dejando a un lado otras artes», explica Lampe, quien continúa, «el resultado ha sido una ‘retrospectiva íntima’, ya que se trata de una cronología de vida a través de obras que proceden directamente del artista y el espectador va a poder observarlas desde una distancia mínima».

Obras fundamentales

La muestra, que se pudo ver en 2014 en el Palazzo Reale de Milán tras lo cual viajó a Milwaukee y Nashville, en Estados Unidos, se desarrolla en orden cronológico, en cuatro secciones a lo largo de ocho salas. Estas secciones siguen las huellas de los periodos clave en su vida, desde los primeros años en Alemania, pasando por los de Rusia y el retorno a la Bauhaus de Weimar, hasta los últimos tiempos en Francia, a través de una serie de obras fundamentales como Ciudad Vieja (1902), Canción (1906), Improvisación III (1909), En gris (1919), Amarillo, Rojo y Azul (1925) y Cielo azul (1940).

En Múnich, 1896-1914 se recoge su etapa en esta ciudad donde se trasladó para estudiar pintura en 1896. Comenzó con pequeños paisajes tardoimpresionistas y con obras de brillantes colores al temple inspiradas en antiguas leyendas germánicas y en la vida arcaica del Imperio Ruso. Allí se embarcó junto a Franz Marc, en 1911, en el movimiento Der Blaue Reiter (El jinete azul).

Su segunda etapa, Regreso a Rusia, 1914-21, ocurre tras el comienzo de la I Guerra Mundial. Fue en este periodo en el que se casó con Nina Andreyevskaya, que lo llevó a probar brevemente con el arte figurativo, pero se involucró en la Revolución de Octubre y tuvo un papel clave en las nuevas instituciones culturales hasta 1920, por lo que pintó poco. Después de haber sido atacado por la vanguardia constructivista más joven y más radical a causa de su expresionismo espiritual decidió regresar a Alemania a finales de 1921.

Escapar de la guerra

Los años de Bauhaus, 1921-33 es el tercer apartado de la muestra. En él se exponen los dibujos de la carpeta Pequeños Mundos (1922), que son una síntesis de sus obras expresionistas anteriores a la guerra, del nuevo y más geométrico estilo de la época rusa y de los nuevos desarrollos de la Bauhaus (Negro cuadrícula, 1922). El cierre de la Bauhaus en 1933, a causa de la presión del régimen nazi, le obligó a trasladarse de nuevo.

Finalmente, la exposición concluye con París, 1933-44, última etapa del artista. «Allí estuvo influenciado por Picasso y los surrealistas, como Dalí, Jean Arp y Joan Miró», asegura Lampe. Así, sus pinturas y obras sobre papel mostraron una proliferación de formas biomórficas, amebas, criaturas de las profundidades, embriones e insectos; un microcosmos en el que se sumergió con el objetivo de escapar de la angustia de la guerra.

Durante los meses de exposición se llevarán a cabo visitas gratuitas con grupos de escolares de primaria y secundaria a través del programa Madrid, un libro abierto. También se ofrecerán visitas-taller dirigidas a centros de educación primaria, secundaria y bachillerato. Dentro del programa de mediación cultural también se realizarán visitas guiadas para público general tanto para grupos como abiertas. Estas visitas guiadas, realizadas por el personal de CentroCentro, son gratuitas, pero es necesario adquirir previamente una entrada para acceder a la exposición.

El Fondo Kandinsky

El Centro Pompidou posee, junto con el Lenbachhaus Museum en Múnich y el Solomon R. Guggenheim Museum en Nueva York, una de las colecciones más amplias y valiosas de la obra de Kandinsky. Esta colección se ha venido formando a lo largo de los años y es hoy un fondo vivo que continúa creciendo. En 1937 y 1939, el Museo Nacional de Arte Moderno adquirió dos primeras obras del artista, aún en vida en ese momento.

Tras un primer regalo en 1966, el Centre Pompidou recibió en 1976 la donación de quince pinturas y quince acuarelas de la viuda del pintor, Nina Kandinsky. Cuatro años después, en 1980, el museo recibió todas las pinturas y el material que había en el estudio del pintor en Neuilly (dibujos, acuarelas, grabados y archivos), configurando la mayor parte de su legado.

Desde 1988, la Sociedad Kandinsky está encargada de engrandecer y velar por la integridad de la obra del pintor. La colección hoy cuenta con más de 100 pinturas, 900 dibujos y cerca de 500 grabados.