Je, je… luna incluye piezas que pertenecen al periodo de su participación en CVA (Comité de Vigilancia Artística) —colectivo concebido como “empresa artística” puesto en marcha junto a Juan Luis Moraza entre 1979 y 1985— e importantes series de trabajos como Máculas (1984-1985), Leyendas (1985-1986), Melenas (1988), Esculturas rojas (1989), 14 veces grande de España (1989-1990), Burladeros (1990) o Corridas (1996-1997). Se presentan también Burlas expresionistas (1993) y Artistas ideales (1990-1997), dos instalaciones que reúnen las principales líneas de investigación desarrolladas por la escultora a lo largo de su trayectoria.

Las obras de María Luisa Fernández se caracterizan por incorporar lenguajes artísticos dispares: desde los post del conceptual y el minimalismo a elementos que provienen de los cruces entre los constructivismos y la tradición de la escultura en el País Vasco, lugar de formación de la artista. También es frecuente el uso de dobles sentidos y juegos de palabras, así como la incorporación de la crítica a los relatos oficiales de la historia del arte.

La artista se mantiene atenta a la influencia que en la década de los ochenta ejerció la recuperación de nociones como autoría, esfuerzo o genius loci, temas que son cuestionados de manera permanente en sus trabajos. En este contexto, Fernández afirma que, además de producir para “tener algo que ver”, es posible trabajar para “tener algo que nos mire y con lo que mirar”, elaborando para ello una serie de modelos alternativos de Artistas ideales que se contraponen en la sala de exposiciones a los retratos de las Figuras de autoridad.

En 1992, Fernández fija su residencia en Vigo para incorporarse como docente en el Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra. Esta es la primera muestra que revisa su producción desde finales de los años noventa, cuando realizó su última exposición individual.

je, je… luna es un proyecto de Azkuna Zentroa (Bilbao).