La obra de Díaz Sosa transmite el fervor humano por la vida en sociedad, el sentir que se desprende de convivencias colectivas derivadas de la naturaleza social, la experiencia compartida de situaciones universales que todo el mundo ha protagonizado en algún momento. Pero, al mismo tiempo, se desprenden de estas piezas una cuestión existencial, un planteamiento atemporal sobre nuestra razón de ser y el comportamiento en sociedad.

“Describo una sociedad universal, rendida y desesperada ante lo que se presume como democracia a nivel global. Mis personajes ‘huyen’ en largas filas hacia ninguna parte buscando puertas o salidas de muros monumentales que los acorralan ante la burocracia y las normas establecidas», afirma el artista. «Como borregos, andan en manadas intentando salvarse cada cual consigo mismo. Así siento yo que marcha y ha marchado el mundo desde la existencia del hombre”.

Por eso su obra no deja indiferente, porque su plasticidad palpable (atrevida, impulsiva y primaria) conmueve al espectador y lo traslada a los espacios recónditos de su vivencia personal donde se esconden los prejuicios, los pensamientos no comunicados, las imágenes oníricas del subconsciente. La exposición recoge una muestra significativa de estas obras realizadas entre finales de 2015 y 2016.