La exposición se centra en lo que ambos autores denominan “lugar transportado”: situaciones en las que un lugar muy concreto es enormemente similar a otro muy lejano y que, sin embargo, es aceptado como genuinamente local. Las causas que han hecho surgir estos «lugares transportados” tienen relación, casi siempre, con fenómenos históricos de gran calado.

La esclavitud, el colonialismo, el Holocausto o la inmigración son algunos de los relacionados con los motivos reproducidos en las series que pueden verse en Madrid: Black Cowboys (Cowboys Negros, 2008-2016); Colonial Remains (Vestigios Coloniales, 1991); German Indians (Indios alemanes, 1997-1998); Figures… (Figuras…, 2002); Global Village (La Aldea Global, 2003-2005); 770 (2005-2014) y The East’s West (El Oeste del Este, 2016).

El edificio del 770 de Eastern Parkway en Brooklyn, la sede central de Chabad, consagrado al compromiso con la comunidad judía, se ha repetido a lo largo del globo, pudiéndose encontrar hasta doce lugares iguales en Canadá, Israel, Italia, Brasil, Argentina y Australia, además de los que se siguen construyendo en Cleveland (Estados Unidos) y Santiago de Chile.

Ciudades replicadas

En el caso de Asia, la cosa crece más allá de un edificio. La arquitectura occidental se convierte en atracción turística y revitalización de las ciudades en Japón y Corea del Sur, pero especialmente en China. Así, en la periferia de Shanghái se alza una ciudad de estilo holandés; la ciudad austriaca de Hallstatt es recreada en Luoyang, en el condado de Boluo; en la provincia de Hangzhou, Francia es conjurada en el paisaje parisino de Tianducheng, Torre Eiffel incluida. En la prefectura japonesa de Nagasaki, el enorme parque temático de Huis ten Bosch recrea el estilo de los Países Bajos. El Pueblo Alemán de Corea del Sur va más allá de la mera atracción turística y se erige como un lugar exclusivo para coreanos que han trabajado en Alemania, se han casado con alemanes y han sido animados a regresar a su país de origen adaptando la arquitectura a sus nuevos gustos.

El hotel y casino The Venetian, de Las Vegas, alberga en su interior réplicas de algunos de los monumentos más emblemáticos de Venecia, como el Campanile de San Marcos, el puente de Rialto y el Palacio Ducal, pero la joya de la corona está en la segunda planta: una recreación del Gran Canal de 800 metros de longitud, con gondoleros cantores, que desemboca en una réplica de la plaza de San Marcos. Un lugar cuyo techo evoca el cielo de la ciudad italiana, anclado en un atardecer de 24 horas.

Además, la muestra compara puros cubanos originales con réplicas fabricadas por cubanos exiliados en Estados Unidos; figuras de La guerra de las galaxias de 1979 y su reedición de 1997; echa un vistazo al poblado de spaghetti western de Almería; a Global Village, parque temático sobre la pobreza en Asia y Latinoamérica que se levanta en Georgia, Estados Unidos; la influencia del colonialismo alemán en Namibia; el pueblo bávaro de Leavenworth, en Washington; la celebración del cumpleaños del escritor Karl May en Radebeul, Alemania, donde sus aficionados se disfrazan de nativos americanos para homenajear sus novelas de indios y vaqueros; y la cultura cowboy en la comunidad negra de Estados Unidos.

Organizada por el Museum für Gegentwartskunst Siegen, la muestra se complementa con la publicación del libro Black Cowboys.


Reveladores

Andrea Robbins (Boston, 1963) y Max Becher (Düsseldorf, 1964) se conocieron en la universidad en 1984 y más tarde se casaron. Desde entonces han trabajado tanto individualmente como en equipo utilizando la fotografía, el vídeo y los medios digitales. Han impartido clases en los departamentos de Arte de la Cooper Union, la Universidad Rutgers y la Universidad de Florida.

Sus series fotográficas, acompañadas por textos breves, ofrecen hechos visuales sumamente reveladores sin ser periodísticas en absoluto. Generan imágenes impactantes que provocan un tipo intensivo de percepción que lleva al espectador a una lectura minuciosa de las mismas.