En Coined, Trullo ha realizado 96 retratos representados de perfil que se corresponden al número de emperadores desde Augusto a Rómulo Augústulo. El resultado son obras presentadas como piezas arqueológicas simuladas, realizadas sobre soporte cerámico, que se muestran por primera vez en diálogo junto a una selección de medallas y monedas de la Colección Lázaro Galdiano.

El artista vuelve a fijar su mirada en los procesos que el arte occidental ha empleado para la transmisión de valores e ideas específicas, así como para definir y dignificar grados de importancia y de poder. Trullo ha manipulado digitalmente las imágenes originales cuidando los efectos de iluminación, el gesto o la postura buscando distanciarse del “mero retrato” e inducir con su obra efectos de verdad con un discurso de ficción.

David Trullo en la Escuela de Cerámica de Moncloa. Foto: Carlos Sánchez.

David Trullo en la Escuela de Cerámica de Moncloa. Foto: Carlos Sánchez.

La decisión de producir la serie sobre soporte cerámico se tomó por la capacidad de este material para ser a la vez “democrático” y “exclusivo”. Durante un año el artista ha experimentado con distintas técnicas de transferencia de imágenes, desde las desarrolladas en el siglo XIX, como la goma bicromatada, a las más actuales, como la calca digital.

Calidades y texturas

También ha trabajado sobre diferentes soportes: barro refractario, gres o porcelana, y diferentes esmaltes y vidriados.

Este proceso se ve reflejado en la exposición, con ejemplos tanto exitosos como fallidos, de forma que se apreciarán un conjunto de imágenes de muy distintas calidades y texturas. La producción de las piezas cerámicas se ha realizado en colaboración con el Taller de Proceso Cerámico de la Escuela de Cerámica de la Moncloa del Ayuntamiento de Madrid.

Coined se revela no sólo como un trabajo de experimentación técnico sino como un proyecto en el que vuelven a surgir algunas de las claves presentes en el trabajo de este artista: desde el interés falsamente arqueológico por la memoria, hasta un irónico replanteamiento de la iconografía romana, aún actual. También los nuevos conceptos en torno a la representación del perfil y su uso en la era digital (perfil digital, huella digital, currículum expandido…).

Para el crítico y comisario Carlos Delgado Mayordomo, “la obra de David Trullo se expande por territorios movedizos. Para ello actúa en la frontera entre lo que puede ser robado, apropiado, manipulado y transformado semánticamente. Consciente de que nuestro sentido del conocimiento histórico ha sido modificado por la fotografía y que toda representación de lo real posee una retórica propia, ha establecido un territorio crítico a través de la especulación de los archivos visuales que configuran nuestro imaginario colectivo”.