Compuesta únicamente por obras del Prado, Los objetos hablan –muestra organizada conjuntamente con Obra Social ”la Caixa”– ofrece a sus visitantes la posibilidad de disfrutar de una cuidada selección de 60 pinturas y objetos de artes decorativas, piezas de primer orden que tradicionalmente han quedado relegadas o ensombrecidas por las creaciones y los nombres de los principales pintores y escultores europeos de los siglos XV al XIX.
Las obras seleccionadas, que van desde una medalla de Felipe II, fechada en 1559, hasta la figura de una mujer en la playa pintada por Cecilio Pla en la segunda década del siglo XX, plantean una visión sobre los objetos que acompañan a hombres y mujeres en su vida cotidiana o en momentos de especial significación, aquellos con los que quisieron o pidieron ser retratados. Desentrañar qué información nos dan los objetos sobre esos personajes, su época o su contexto geográfico, o qué significado oculto puede tener alguno de ellos es el principal cometido de esta muestra.
Depósitos de la memoria
Hombres y mujeres pueden reconocerse a través de ciertos objetos que les han acompañado a lo largo de los tiempos –a la hora de alimentarse, de vestirse, de desarrollar un trabajo o, simplemente, disfrutar de su ocio–, ya que esos objetos son depósitos de la memoria, tanto individual como colectiva. Nos informan sobre costumbres y creencias, y también sobre las circunstancias históricas y sociales del momento en que fueron utilizados. Pero al mismo tiempo sugieren ideas, permiten establecer relaciones entre conceptos muy diversos, despiertan en quienes los contemplan todo tipo de sentimientos e invitan a soñar, a imaginar y a evocar otros lugares o momentos.
Los cuadros del Museo del Prado –los bodegones, por ejemplo– muestran una gran cantidad de elementos simbólicos, que contribuyen a enriquecer el aspecto formal que ofrecen y nos permiten un acercamiento al mensaje que el artista o su mecenas o cliente quisieron transmitir. Pero también hay en ellos numerosos detalles escondidos que nos obligan a recorrer una y otra vez la superficie pictórica para aprehender su esencia y su valor.
Los objetos hablan y, además –y esa es la clave–, invitan a dialogar. Ese es el objetivo de la exposición: plantear un diálogo entre sus visitantes y los objetos del Museo del Prado, tanto los «reales» o tridimensionales como los representados en la cuidada selección de pinturas que forman parte de ella.