La obra del artista oscila entre lo críptico y lo bello, trazando una delgada línea entre lo melancólico y lo perturbador. El mundo de Ryden es un lugar impregnado de dulce nostalgia y teñido de oscuridad, donde complejos elementos psíquicos se esconden bajo la superficie de clichés culturales. “Creo en dejar que la imaginación prospere en mi arte. No le temo a la nostalgia ni al sentimiento. Valoro el tomarse tiempo para hacer que una pintura sea ‘bonita’. Quiero darles vida”, explica.

Este artista tan controvertido no pretende criticar la sociedad con su arte, “mis motivaciones no son juzgar o crear controversia intencionalmente. Simplemente observo la vida y la realidad de diferentes maneras y desde múltiples perspectivas”. De joven se mudó hasta en nueve ocasiones, hecho que  le convirtió en un niño tímido e introspectivo que vivía siempre recluido en su propio mundo.

La exposición, que abarca 20 años de sus creaciones, se titula Cámara de las maravillas, un nombre elegido entre el artista y Fernando Francés, ya que su trabajo comienza en un “gabinete de curiosidades”. Tanto su estudio como su propia casa están repletos de objetos pertenecientes a mercados y tiendas de antigüedades de todo el mundo. El artista se siente atraído por todo aquello que evoca recuerdos de su infancia.

Ojos pensativos

En esta retrospectiva pueden contemplarse obras de todas sus series, algunas pueden resultar contemplativas, como en The Snow Yak Show; o desconcertantes, Blood; otras extravagantes, The Meat Show; algunas impregnadas de naturaleza, The Tree Show; varias especialmente cargadas de iconografías y simbologías, The Gay 90’s; y otras dedicadas a las conversaciones de sus especiales conejos y abejas, Bunnies & Bees; pero todas impregnadas con un fuerte sentimiento provocativo no intencionado.

Ryden ha creado un estilo propio y singular que desdibuja las fronteras tradicionales del arte, iniciando un nuevo género en la pintura: el Surrealismo Pop. Su obra oscila entre lo críptico y lo bello, trazando una delgada línea entre los sentimientos nacidos del recuerdo e iconografías que pueden ser perturbadoras en un análisis primario. Seducido por sus superficies infinitamente detalladas y minuciosamente esmaltadas, el visitante se enfrenta a la yuxtaposición de la inocencia de la infancia y los misteriosos recovecos del alma, desde una pincelada extrañamente clásica y tradicional, tan minuciosa, que hace utilizar a Ryden lupa para poder realizar sus obras.

Realismo mágico

El realismo mágico presentado en su trabajo tiene raíces en el surrealismo e incluso en el dadaísmo, sin ningún tipo de prejuicio. Su trabajo destaca las misteriosas características de lo clásico, enfrentadas a inquietantes personajes infantiles de enormes ojos pensativos y expresivos. Esta es, sin duda, su característica más llamativa, sus heroínas, distantes e inaccesibles pero sumamente vulnerables, que capturan la atención del espectador.

Entre su iconografía más utilizada también se encuentra la figura del presidente estadounidense Lincoln, representado como un héroe que liberó a los esclavos. En su obra tiene más de ídolo que de humano. Pero Mark Ryden concibe su obra como el filósofo y ensayista Walter Benjamin consideraba al arte, un vehículo para transformar el espíritu. Su técnica es precisa, meticulosa y detallista; de colores puros y limpios, existen fuera de cualquier tiempo o espacio específico, pues pocas referencias lo conectan a la vida contemporánea.

Universo melancólico

Mark Ryden se graduó en 1987 en el Art Center College of Design de Pasadena y dedicó su producción inicial al diseño comercial. En esa época realizó dibujos para varias portadas de discos, por ejemplo para Red Hot Chili Peppers (On Hot Minute) o Aerosmith (Love in an Elevator), además de Dangerous de Michael Jackson.

En 1998 expuso por primera vez de manera individual en la Mendelhall Gallery de Pasadena con una muestra titulada The Meat Show. Desde entonces su carrera artística se ha desarrollado de forma imparable y ya destacan en su trayectoria importantes muestras individuales y colectivas en centros de todo el mundo, como la galería Paul Kasmin de Nueva York, Michel Kohn Gallery de Los Ángeles, la Tomio Kamaya Gallery de Tokio, el Frye Art Museum de Seattle o el Museum of Contemporary Art de Los Ángeles, MOCA.

En la primavera de 2017, sus diseños para los sets y el vestuario de la obra Whipped Cream (una producción del American Ballet Theatre) podrán disfrutarse en la Ópera Metropolitana de Nueva York.