Durante la conferencia se proyectará un boceto inédito de Picasso, de una madre con su hijo muerto, firmado y fechado del 5 de marzo de 1937, con dedicatoria a su gran amigo el poeta Paul Eluard. El malagueño repitió, con muy poca variación, la misma composición en la serie de dibujos preparatorios para su Guernica en el mes de mayo, lo que demuestra su profundo conocimiento del drama padecido por sus paisanos 77 días antes del bombardeo de la villa vasca. En la conferencia se intentará responder a la pregunta de por qué Picasso aprovechó el título de Guernica, dando la espalda a la tragedia que acababa de ocurrir en su ciudad natal pocas semanas antes.

'La desbandá'. ©Norman Bethune. La huella solidaria.

‘La desbandá’. ©Norman Bethune. La huella solidaria.

Para Moreau fue muy tentador para Picasso permutar la debacle de Málaga por el protagonismo de Guernica, arrasada el 26 de abril. Esas imágenes eran tan espectaculares que habían sido publicadas en todas las portadas de la prensa mundial. Guernica, exceptuando el hundimiento del Titanic, tuvo la mayor cobertura mediática de la historia. El bombardeo dio la vuelta al mundo, con un número de víctimas inflado. Se habló de hasta 3.000, oficialmente el Gobierno vasco daba la cifra de 1.645 y los últimos recuentos hablan de no más de 130. Picasso se dejó influir por las ruinas de Guernica, dónde afortunadamente la mayor parte de la población se pudo salvar gracias a sus siete refugios, frente a la muerte de entre 3.000 y 5.000 de sus paisanos.

En Málaga, en la huida hacia Almería conocida como la “desbandá”, decenas de miles de personas fueron atacadas por tierra, mar y aire. Tres cruceros sublevados: el Canarias, el Baleares y el Almirante Cervera cañoneaban a los que huían, mientras aviones italianos y alemanes los ametrallaban desde el cielo y por tierra les perseguía el ejército rebelde y las tropas marroquíes. Los miles de cadáveres no estaban debajo de la silenciada ciudad de Guernica, sino desperdigados a lo largo de los 200 km de la “carretera de la muerte”, tal y como testimonió el cirujano canadiense Norman Bethune, quién consiguió salvar muchas vidas poniendo en riesgo la suya y la de su equipo.